jueves, 5 de febrero de 2009

NOSFERATU, LUCIFER O PICASSO.

En la vida dicen que  la realidad continuamente nos trata de aplastar. En los intricados pensares noto esas fugases y efímeras señales de que la realidad intenta absorberme.

Los galopantes de la monoteidad, los jinetes de la continuidad familiar, en su conjunto, no son más que un punto espacial en eso de pervivir, algo tan mínimo que no afecta o no me afecta.

Esa maldita mancha me aprieta las ideas del futuro, hay algo que no es la droga, será el amor efímero de cada noche, en cada bar.

Y leo joyce, pero nada sucede. Corrijo  textos de Nielsen, pero no importa, soy de las personas que no aman. Escuché en alguna pálida noche, por algún pálido habitante, que el amor está compuesto por dos vocales , dos consonantes y dos idiotas.

Dejo eso a los débiles o a Galeano.

En la pintura dadá no hay nada, en el manifiesto mas palabras que en la Biblia.

Schwitters me sugiere un perfil en su psiquiatra del siglo xx pero no me interesa el collage. la inerte (por suerte) imagen de la visión introspectiva del señor influenciador deja un vacío, como en el tiempo derretido, como los gritos desgarradores, el juego de niños y sus crayones, las escaleras en todas direcciones y sentidos.

(Suena el timbre en el corredor, algo suena mas fuerte que la campana, algo bulle en la puerta)

- Señor  William!!! Abra la puerta, ¡¡abra la puerta!!.

Maldito ruido, dejen de gritar enfermos. Siempre dejo unas huellas en ellas pero nadie entiende que mi amor deja marcas. Mi pecado es vivir en la singularidad de un símil agujero negro que me dilata y me enseña el tiempo, presentizandolo todo.

Se van a ir y voy a morir desangrado en una zanja oscura cerca del río y su puente.


De física entiendo toda la mecánica que todavía ni siquiera existe, eso de los quantos. Mi momento es hoy, mi pasado, recién, justo hace un instante. De la naturaleza debo lo que escribo, algo de muerte y sangre. Lujuria , dolor, espanto, cosas de las que no supere al verles. 

Ayune 40 días deseando olvidar pero alguien me gano, el artista del hambre que dejo su vida en la desnutrición. 

De oficios no entiendo, de lectura, venganza y entretenimiento soy experto, igualmente sin vivir de ello. 

Por culto me amenazaron, me quemaron, cortaron. En fin, torturas de un Poe ensañado conmigo.

Mi casa es la luz, es el sol. Las manchas de humedad los cuadros y  pinturas La pared,  toda la tierra que rodea el cuadrado…

 

-Salga William, ¡¡¡su condena lo espera!!!. 

 

(En la entrada, junto al jardín la gente se agolpa como en la miel las abejas. Gritan, piden justicia, dicen que es el disector de las mujeres prostitutas que las viola, mutila y quema. Entre el tumulto una persona agita fervientemente una botella con un pañuelo en su pico, en su rostro la indignación es su expresión más clara. Agita y sin vacilación algunas lanza la botella _Esta vez, encendida en el cuello de cristal, impacta contra la ventana superior  del primer piso de la casona.).

 

  

… El decorado junto a los instrumentos la cultura, entera y en su esplendor. 

Quien osa quemar mi vida!. No se dan por vencido. Malditos cobardes, con un solo golpe hubiera bastado, con una golpiza me habría quedado tranquilo, pero tienen que encender la llama en mi lugar, en mi cuarto, donde los vi crecer, morir y hasta matar.

Indignos de la venganza, suelen ser ustedes quienes pidieron piedad. De la verdad me guardo el rencor, del pasado un largo suspiro.

(la ventana trasera facilita el escape, no posee la articulación normal, se ve algo distinto a lo normal, su pata peluda enseña un leve cicatriz, y su feble talón al elevarse rompe la mampostería, se trata de un animal de ambigua presencia, algo que rosa el limite tolerable de belleza. Salta y con velocidad proporcionalmente acelerada va rumbo al rio junto al puente que lo acompaña. 

 

Alto ahí!. Que quieres!. William, hoy no escaparas, la gente te vio sabe de ti. Quien eres acaso Dios, jajaja. El que te ordena frenar la muerte. Nunca, de que viviría toda esa desgraciada e hipócrita gente, todos matan, flagelan. Mira el único motivo es la vida, no digas como solo as a un lado tu ambigüedad. Nunca, moriré porque lo entiendo así como en mi presente caída. Caída?. Nadie entiende el engranaje, nadie mira la divinidad en el ser, en el cuerpo abierto a mis ojos, no mereces mas que la ignorancia. Mira me cansas y te mato, entiende?, mato su presente, lo dejo desangrar. Claro! Rápido que llegan!.

 

 (puñal en mano inserta en la altura del corazón el acero quirúrgico, William mira hacia arriba donde el manto oscuro de nubes iluminado por la luna es el fondo en movimiento del rostro del indigno que osa matarlo. Baja su mirada, escupe tierra, sal, observa su mano peluda, comprende con estupor que la muerte ha llegado a él. Su cuerpo reposándose, acomodándose deja derramar toda su sangre. 

La muchedumbre llega y la visión de rojo intenso es su venganza materializada. Alguien esgrime una palabra. Azótenlo!, nadie duda en golpear el inerte estado del cuerpo que con los golpes desaparece poco a poco de la vegetación, junto al río y su puente.