lunes, 16 de febrero de 2009

Le écrivain.

- El gravitón, si es posible, se elevará conquistando así un nueva dimensión, es la respuesta Marie, debemos hacer todo lo posible. _ manifestó el joven Julius.
- Debemos llegar a la presentación, entiendo tu éxtasis pero perdemos el tiempo detenidos en medio de Winchester.
- Somos rápidos, según el último estudio, los londinenses somos los mas rápidos de Europa caminando. Y en otras muchas actividades, no lo olvidemos.
- Vamos Julius, no voy a esperar más, no podemos, estarán sentados y mirando esos micrófonos solitarios en un cuarto de hora. Es importante que llegues a tiempo.
- Clair, un cuarto de hora nos basta, escucha, es que solo quiero contarte lo último, prometo que demoraré tres minutos._ dijo Julius convenciendo a la bella Marie.
- Quiero decirte que hay un problema inconcluso, sin contar el de Gödel, en la mecánica cuántica nadie supo explicar hasta hoy como dos electrones a 6.000 kilómetros de distancia reaccionen instantáneamente a dirección contraria con estímulos. Todos estamos muertos pero vivos, hay que asumir las dos variables, era eso simplemente Marie. Es y es a la vez. 
- No sabes de lo que hablas, pero te apasiona, es impresionante como puedes lograr aparentar poseer conocimiento. 
- Nadie posee el conocimiento, está por un tiempo, no olvides la vejez mi querida amiga, todo sistema tiene un equilibrio, entropía, se pueden explicar con las matemáticas, pero lo que es, es._ afirmó el joven Julius Hoyle.

La sala estaba repleta de periodistas, ayudantes de cámara, y fotógrafos, Julius se sentó sonriente, parecía un cantante más que un escritor de renombre. 
- Buenas noches, mi presencia en esta conferencia es debido a los rumores que han alcanzado magnitudes verdaderamente desproporcionadas en la red global, debido a una confusión insustancial. Podrán hacer cualquier pregunta al respecto, no olviden que puedo no contestar a lo que crea ofensivo.

- Mi nombre William Trent de el Guardian, ¿puede relatar los sucesos de la tarde del domingo?si es que no le parece ofensivo señor Hoyle._ preguntó el periodista calvo y sin reparo alguno.
- William, contestaré, el domingo al terminar la gala de premiación, saben de cual hablo, tuve una visita inesperada en el baño de aquél hotel, alguien intentó matarme con un cuchillo, no pudo, gracias a mi estado físico pude frenar su ataque y posteriormente dar parte a la policía, el resto es pan del día, ¿verdad William?, otra pregunta por favor.
- ¿Por qué piensa que fue el ataque?, Ernest del Sun.
- Un brote psicótico quizás, alguien con mucha envidia, no puedo precisar su intención, ni quien era, por lo que dice la policía logró pasar todos los controles sin problema alguno, su identidad la desconozco y prefiero que siga así. 
- ¿No cree que fue por su nueva publicación?, circulan versiones de un padre que perdió la cordura por sus declaraciones sobre el Cáncer y las otras enfermedades de las que se habla en su novela.
- No puedo evitar volver al mismo discurso, deben aceptar que las enfermedades son parte de la realidad y la ficción, de la actualidad de una civilización enferma, entre otras cosas por el plomo, ¿o nos olvidamos de nuestra exposición prolongada?, seguimos expuestos, me vi en mi deber como escritor hablar de Clair Patterson, lamentablemente fuimos y somos víctimas de algo que está totalmente tapado por las grandes industrias, a ningún directivo lo gusta leer la cruel realidad a la que nos sometieron por décadas y sin aviso alguno. Hablo de todas esas enfermedades, de todos esos casos porque es necesario que se sepa la verdad. Ahora intentan callar mi voz, y no es la primera vez, suelo ser silencioso como ellos, lo peor es la indiferencia, nadie logrará callar a Julius Hoyle, nadie.
- ¿Qué hará con el dinero que recaude de las ventas?
- Y usted que hará con el suyo, o acaso ¿usted trabaja gratis?, si habla conmigo gratis, es un placer conocer al primero de una generación de amarillos que hace caridad.
- Tiene millones señor Hoyle, podría destinar todas las ganancias a la causa.
- No hay causa, es ficción, eso es lo que no puede aceptar la gente, y algunas hacen la estupidez del domingo, no voy a renunciar a mi dinero, en otro momento, mas tranquilo miraré quienes necesitan, nadie sabrá cuando, yo moriré con dinero, pero luego se lo quedarán las víctimas, se repartirá por el mundo, todo a su tiempo. Quiero saber a donde van los millones que ganan con las películas que hablan del dolor ajeno de la segunda guerra, la demagogia es una manifestación de injuria mental y propia, el que se convence logra lo impensable, nadie cuestiona ese dinero, pero el mío si. Hijos de puta. Doy por terminada la conferencia, no volveré a hablar.
 
Marie se acercó rabiosa por su comportamiento, no supo como reprocharle sus últimas palabras.
- Vamos Marie, tengo hambre y mucha sed, quedamos en West Kensington en la calle Redan, en ese restaurante caro que fuimos, ¿recuerdas?
- Si, pero, ¿no vamos juntos? 
- En media hora estaré allí, toma algo y reserva la mesa, debo hacer algo. 
- ¿Qué vas a hacer Julius?
- Tranquila, no pienses, debo hablar con alguien.
- No vuelvas a cometer alguna locura, nadie sabe que pasó realmente el domingo, no lo mates, no hablará, te lo dijo aquél día.
- Acabo de verlo, lo asustaré, tranquila, hablaré con él, en media hora estaré allí. 
- No lo hagas.
- ¡Taxi!,... ¿puede llevar a esta señora a West Kesington?... gracias,... ella le indacará.
- ¡No lo hagas Julius!
   ...



viernes, 13 de febrero de 2009

Balham.

- He visto a tu hermano con su acompañante, parece algo tranquilo, van tranquilos, reunidos como si fuesen uno._ ella es Diana, siempre espía desde su ventana y me llama, hablamos de mi hermano, prefiero desviar la conversación a mi terreno.
- Lo intenta todos los días, para eso pago esa cantidad de Libras, su tarea es simplemente ayudarle a encontrar la voluntad para que vuelva a caminar._ este soy yo James Chadwick, suelen confundirme algunos entendidos por el descubridor del neutrón. Es probable que por la repetición de tal similitud, durante mi niñez, terminé estudiando en la universidad de Londres, es donde nos conocimos con Diana Hawes, profesora adjunta de microbiología y nanotecnología. Es una enamorada del conocimiento y una mente brillante, es algo torpe y despistada, desde la ventana de su sala suele observar el trayecto que hace mi hermano con su ayudante, hay veces que me llama para comentar algo que viene a su mente, otras me quedo esperando a escuchar su voz ansioso y sin respuesta, Diana tiene su misterio, y me atrapa constantemente en la red amplia y peligrosa de mi mente, es decir, me atrapo solo.
- No es eso, no lo hace por su trabajo, si pudieras verlos ahora me entenderías, empuja su silla de ruedas con fuerza, mira el suelo pensando, no lo sé, creo que ese hombre está mas implicado con tu hermano que tú, lo siento si no esperas oír esto._ Diana suele ser algo cruel.
- Es que Thomas no era tal cual lo imaginas ahora, no debería de hablar del pasado de mi hermano mayor,  no voy a hacerlo, debo un respeto a mi sangre, por mi padre, cuidaré de él hasta mi santa muerte, pero no haré nada por Thomas, de mí, tendrá dinero, y ese dinero dispensará ayuda para un fin, que no será controlado por mí, sencillamente nunca. Mi dinero será el nexo, el camino que le facilitará un proceso positivo o negativo, ya no dependerá de mi existencia._ le digo a Diana estas palabras porque debe saber desde el primer momento que no hay amor posible que pueda reconstruir mi relación con mi hermano mayor, debe tener claro que es lo que pienso, no sé que va a decir.
- Eres muy cruel, es una persona que no habla, no camina, está postrado en una cama todo el día, está solo, ese hombre le ayuda por sí mismo, estoy segura que cobra muy poco dinero y  que hace horas extras todos los días. Veo una forma que los une, en esas ruedas y sus piernas, no puedo explicarte la sensación, son colores, nebulosa._ me dice Diana, oírla hablar sin tapujos me da cólera, contengo la rabia, pero la ironía no podré contenerla y le digo.
- Es sinestésia, la padeces y prefieres asociarlo a algo bonito y romántico, no eres la única Diana, pero debes entenderme, no te contaré nada de Thomas, es como hablar mal de los muertos, él en cierta forma lo está y debo respetar su condición por honor, pero nunca haré con mis manos y mi tiempo absolutamente nada por ese individuo.
- ¿Qué lleva a una persona pensar tan fríamente?_ odio sus preguntas, cree que lo puede solucionar todo, o simplemente (para ella) estudiarlo.
- No pienso fríamente, es que no hay sentimiento alguno que me una a Thomas, me siento solo en el mundo, han muerto todos mis familiares, vivo solo en la casa de nuestros padres y ancestros. No sabes lo que es la verdadera soledad, de querer abrigar tu cuerpo en alguien que sepa quién eres, y no tener mas que cuadros antiguos representando rostros inexistentes, es cruel mi vida, Thomas ya no comprende cual es su realidad. _ he abierto solo grietas en mi alma, me costará dormir por la noche, no es la primera vez.
- James, tu soledad no existe, tienes un cuerpo donde abrigarte como dices, Thomas es esa persona que espera de ti para enfrentar el miedo de volver a caminar, no desea recuperarse, seguramente por su culpa, sentirá en sus realidades mentales que prefiere dormirse en pensamientos que abrir los ojos y no tenerte cerca, sonriéndole. _ Diana cree que puede, por momentos es algo indiscreta, estoy en silencio, recuerdo como éramos de niños y me estoy preguntando que pasó entre esas sonrisas y nuestras actuales lágrimas, al menos las mías.  
- Adoraba a mi hermano, era el dibujante de mis caminos, el constructor de mis pequeñas proezas, éramos paja única, mi madre nos decía que unidos nunca nos pasaría nada, que debíamos amarnos y ayudarnos siempre, todavía oigo a mi madre decirlo en el parque mientras nos regañaba por algunas travesuras de Thomas. En mi adolescencia reflexionaba su ausencia, ansioso todos los veranos al volver del colegio soñaba con volver a verlo, los años se pintaron en mi rostro y mi ansiedad se convirtió en desesperación, hasta que un año, a mis veinticinco, volvió, sus ojos, no lo olvidaré jamás, sus ojos me hablaron cuando lo miré mientras lo abrazaba, sentí que ese no era mi hermano, que la vida lo había golpeado sobremanera, mi alma se destrozó, si es que el alma puede destrozarse, al menos eso fue lo que sentí. Posterior a nuestro encuentro nada volvió a ser igual, murieron uno a uno todos aquellos que amaba, primero mis padres, le siguieron mis primos, tíos y abuelos, quedamos el y yo. No quiero que supongas nada, pero lo que supones puede ser cierto, nunca se probó nada, es un genio, lo supe siempre, lo hizo magistralmente, el escritor que conozca su historia sabrá instantáneamente  que es un mar de oro, mis sospechas crearon este ser frío, como dices, el estado actual de Thomas ha sido la consecuencia a lo anterior, pero todas son dudas. Mis certezas ya las conoces, no habrá día que cambie de opinión, mi muerte será un respiro más, Diana no me conoces._ no creí tener las fuerzas para contar todo esto por teléfono a Diana, estoy sorprendido, me siento algo mas relajado, ahora no volverá a tocar el tema, puede ser un alivio, ¿de qué hablaremos?
- James Chadwick, eres una caja de sorpresas, lo lamento, no he querido inquietarte, no he perdido a nadie, mi soledad es por elección, por miedo a la vida o al motivo verdadero, si es que hay uno. No podré juzgarte, no sentenciaré sobre tus intenciones, solo tú puedes conocer el dolor que provocan esos cuadros o tu hermano a lo lejos. Yo solo veo a una persona esperando, un ser detenido en el tiempo, pero en movimiento, en su silla de ruedas. ¿Hay segundas oportunidades James?
- Definitivamente no las hay, ¿crees que perdonaría su mirada al volver?, todos los hechos posteriores no puedo asegurarlos, hay un juego siniestro que recorre su presencia, no pienso comprobar mi muerte al volver a mirarlo, me niego, Diana esta conversación debe terminar, no quiero enojarme contigo, pero me obligas, eres muy indiscreta, creí que tu educación detendría tanta intromisión.
- James, ¿quieres venir a mi sala?, al menos nos miraríamos a los ojos, no volveré a cuestionarte, me refiero a este tema.
- Es conveniente._ le digo asegurando que no volverá a intentarlo.
- Te espero._ cuelgo ansioso, sonrío revuelto entre la felicidad y el horror, ella sabe demasiado, ¿y si duda de mi?, es tan simple como invertir la historia, me descubriría rápidamente, llevaré unas gotas por si se atreve a descubrirme. 

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Etienne Vallois.

Había leído las últimas letras de aquél lúcido y necesitaba seguir leyéndolo. Los libros estaban apilados a su lado formando una torre imperfecta, como la naturaleza.
Pensó:- Debo lograr conseguir más libros, al menos artículos, no puede morir tan rápido para mí, algunas personas saben dejar de leer y a su vez dejar morir a sus escritores, a los muertos al menos. Estoy realmente cansado de escuchar la misma entrevista una y otra vez, me halagan sus pensamientos, es amigable, tiene buen tono de voz y la proyecta muy bien, pero no habla como escribe. ¿Qué escritor habla como escribe?, quizás los geólogos o los físicos en sus ensayos, pero mis escritores no hablan como escriben. Me habló Joelle de unos manuscritos que hay guardados en la pequeña casa, a las afueras de Nantes, tengo dos horas en coche, y una imperiosa necesidad de leer más obra, si no lo hago morirá, seguramente lo hará, ya nadie lee sus textos, al menos no lo hacen de principio a fin. Tengo dos opciones, viajar en coche dos horas a Nantes, no ir a la oficina, pensar lo peor al no ir, perder mi única fuente-puente a mis deseos anteriores. 

La habitación recién pintada olía a plástico, había cajas marrones y juguetes en ellas, no hacía mas que guardar juguetes.
Pensó:- Voy a extrañarte precioso mío, tu olor, tu ropita, tus abrazos, estoy orgullosa de quién soy, cumplir mis deseos anteriores era tarea de la ambición pero tú has deshecho todo y has magnificado mi felicidad, no puedo perdonarme haber pensado al principio en dejarte antes que nazcas, tu padre no era el futuro que pensaba, poco a poco noto mejorías, serás tú dándole vida. 
(Sonó el timbre del portal.)  
Habló: ¡Fabien!, hijo ¿Cómo te ha ido en el colegio?, falta muy poco para leer, podrás compartir con tu padre el don de la lectura, hijo, me miras triste, ¿me has extrañado?, ven, si, lo que quieras, ve a bañarte que mientras preparo la merienda.

Las dos horas se hicieron tres y un cuarto, Nantes no era exactamente lo que pensaba, al menos no lo que describió así, su autor en aquellos años. Por el contrario encontró una ciudad industrial y sucia, fue se primera impresión visual. Aparcó su coche en el barrio La Sinière.
Pensó: Será difícil encontrar su pequeña casa en este paraje, ¿Quién habitará su habitación?, espero que sea familia suya. Ahora viene lo que no tengo planeado, y si es familiar, ¿aceptarán a un grato desconocido? peor aún, ¿me copiarán algún texto?, no entiendo como puedo ser tan impulsivo, siempre fui exactamente igual, primero impulsivo luego reflexivo, y al final la suerte lo resuelve todo, aunque naturalmente no crea en ella. Están hablando de mí, siento que en la oficina me recuerdan, se preguntarán que hago hoy, puede ser, si vuelvo me quedan tres horas de trabajo, lo que representaría seis horas tarde, si vuelvo en una hora, duermo bien y voy mañana alego un malestar, debería de ir al hospital a la madrugada a que me firmen un baja de horas, algo es algo, y no, nada, supongo. que hago, que hago, que hago, que digo, que digo, que digo, pero si toco el timbre y sonrío no me abrirán siquiera, que hago, que digo, voy a presentarme como fontanero, tengo una gorra azul, el maletín es marrón y de cuero pero no creo que noten diferencia. Si son ancianos abrirán la puerta y podré investigar, es mi última oportunidad para obtener sus escritos, me da igual si son buenos substanciales o una mierda, los leeré palabra por palabra dilatando el tiempo de lectura, sin falsear mi acción, solo ralentizándola, debo encajar la última palabra con la primera de mi hijo, así vivirá otra vida más, espero que Fabien no la interrumpa en su adolescencia, mi padre hizo lo imposible para que no apartase la mirada de las hojas, su obra es realmente para una vida completa y plena. Perdí horas de amistad, horas de sexo, bueno minutos de sexo, pero también perdí mi obra, me dediqué a leer y comprender su obra, no pretendo lo mismo de Fabien, simplemente que la lea, es un legado, otros dejan relojes de oro, piano con teclas húmedas y desafinadas.
(tocó el timbre) (una joven abrió su puerta, detrás un joven sonriente rubio y atlético.)
Habló: Nada, perdonen, creí que encontraría a unos ancianos... y ... pensé que... gracias... es que me he equivocado, he venido de San Sebastián conduciendo... una estupidez mía, quizás pierda mi trabajo por esto, lamento molestar, creí que aquí encontraría unos textos que no fueron publicados de un gran escritor, mi gran escritor... debo marchar, perdonen por la molestia.
Pensó: Sigo siendo el mismo impulsivo, no gano mas que disgustos siempre, ahora dos horas de vuelta, espero que Joelle no se percate de mi estúpido viaje. 
Condujo por la carretera una hora hasta que encontró una solución a su problema, sonrió, era vital que Fabien comience la lectura, era tiempo de escribir, una etapa interesante para impregnar su visión entre las hojas y la tinta, aunque eso significa hacer daño al mundo. Llegó sobre la tarde noche, Joelle lo esperó en la sala leyendo una historia breve de un maldito.
Hablaron: -Hola cariño, ¿dónde has estado? y no me mientas, no quiero ver tus labios inferiores hacia abajo, mírame a los ojos, ¿Qué has hecho? estoy leyendo el cuarto relato, eso significa que has llegado una hora y unos minutos más tarde de lo habitual.
- Ese es el problema, lo habitual, mi amor solo he estado viajando, creí poder conseguir algo muy valioso.
- ¿No serán esos benditos textos que comenté el otro día?
- Si, he pensado en mi mundo ideal de las teorías, que si los conseguía, podría estirar el tiempo de mi lectura hasta que Fabien comience a leer fluidamente así yo podría continuar con la tradición.
- No quise decírtelo, era una sorpresa, ¡pero eres tan impulsivo a veces!
- Lo sé. ¿qué?, ¿de qué hablas?
- ¡Los textos!, si fueron editados, tu padre no llegó a conocerlos porque fue un tirada de 133 ejemplares de colección, en su momento fueron muy promocionados por el misterio posterior a la muerte, pero creo que no fue mas que marketing antiguo. Buscando durante algún tiempo pude dar con una persona en Nantes que había heredado de su abuelo uno de los 133 ejemplares, quizás sea el único que sobreviva. Yo con el uso indebido, por cierto, del aquél marketing antiguo hice lo mismo, te conté una historia algo verdadera y falsa, no creí que harías tal hazaña, igual no me sorprendes.
- Quiere decir que los tienes, ¿qué podré leer unas últimas palabras? 
- Si, pero hoy no.
- Ya no importa, comenzaré con los preparativos de mi novela, llevo tanto tiempo esperando este momento.
- Fabien está preparado... ¿cariño?
- Si amor.
- ¿Qué escribirás?
- Lo que dicten mis pensamientos, hoy es un día feliz.
- ¿Cariño?
- Si amor.
- ¿Has ido a la oficina de patentes hoy?
....

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lunes, 9 de febrero de 2009

Clark Hunt y los 27.

Nací y vivo en una ciudad de escritores, mi ciudad respira las letras desde hace ya cuatro décadas, cuando un grupo de intelectuales quisieron fundar en un paraje perdido, esta hermosa ciudad.
Aquí todos escribimos, incluso los ladrones lo hacen, y son de los mejores que existen en la actualidad, se han puesto de moda, una curiosidad pasajera, supongo.
Yo escribo desde que mi mente comprende el lenguaje, tenía según mi padre, cuatro años, y no dejé nunca de hacerlo. Tenemos fases y sitios para cada tipo de pensamientos, nada se nos escapa porque todo, absolutamente todo, lo plasmamos en su cuadernos correspondientes, es útil y nos ayuda a no olvidar nada o a leer al prójimo, sea cual fuere la información.
Mi nombre es Robert Lederman y voy a contarles como es nuestra ciudad única y perfecta.
Primero debemos saber que todo lo que pensamos, nuestros procesamientos, razonamientos, percepciones estarán siempre plasmados en nuestro primer cuaderno vital, partiendo del primer cuaderno azul, utilizaremos el resto sobre problemáticas puntuales, cerrando cada círculo de experiencias y conocimientos, de esta manera cualquier persona puede acceder a tus cuadernos y tu al del resto de los habitantes, no pedirás permiso alguno, la información en esta ciudad no es poder, todo está permitido pensar y es información pública y libre.
Sus fundadores John Leviatan, Marck Long, Fiona Leplanck y Marie Ann Hoffmann crearon el primer cuaderno donde figura el decálogo del buen comportamiento. En él todos los habitantes fundamentarán en el futuro (sin importar que han sido antes su vida) una nueva revolución de si mismos, no se sabe por qué razón el experimento dio una explosión insospechada para sus primeros habitantes; miles llegaron de todos los estados queriendo ser partícipes de la nueva propuesta. Eran años de cambio, la sociedad había cambiado y muchos artistas no encontraban un hueco para vivir de su arte, y hallaban en Ritbown city las respuestas.
No tardó, según mi padre, en formarse la constitución de Ritbown, luego los primeros nodos, las fases y por último la creación de los subnodos. Las fases son numéricas y contemplan cuatro etapas de la vida, fase1, fase2, fase3, fase4.
Es una ciudad perfecta, armoniosa, suspendida en un momento mágico, donde todos mejoramos y evolucionamos.

 ... Me encantaría continuar, pero no puedo debelar mas información, este cuaderno no es oficial y cometo un error tirándolo fuera de los límites, si lees estas líneas sabes que aquí pasan cosas, no puedo continuar, pueden leer alguna nota anterior, pude dejar rastros en mis pensamientos anteriores, acaban de coger uno de ellos, no veo mis cuadernos, es muy peligroso, por favor pide ayuda e intenta sacarme de aquí... espero que no llegue a manos equivocadas.

 firma, Robert Lederman.

Así comienza el acoso de Ritbown city, donde Robert es preso de su propia realidad y pensamientos. Las contradicciones de un mundo perfecto se desploman y las letras rojas de sangre comienzan a flotar como rumores por la ciudad, hay 27 culpables y un muerto, hay 27 confesiones, móviles reales y cientos de cuadernos que leer.
Todos quieren ser culpables, todos los son, pero hay una intención mucho mas antigua que la insignificante muerte... hay un mensaje oculto en sus 27 versiones... una apasionante historia se teje hasta llegar a una red incontrolable de hechos. Clark Hunt recién egresado de la academia deberá descubrir que ha sucedido en Ritbown city y qué es lo que realmente ha comenzado a gestarse con la red de conocimiento hermética  de sus habitantes y los 27 culpables. Para eso deberá contar con la versión de Robert Lederman, su mirada del mundo puede ser algo extravagante, quizás no pueda confiar en nadie.

London 1967.

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domingo, 8 de febrero de 2009

John Badiou

No puedo terminar de leer la carta que acaba de llegar a mi puerta, oigo a los niños jugar fuera, he llegado de la universidad hace unos momentos; no han pasado ni dos horas.
Mis hijas todavía no llegan y mi mujer está de camino, he preparado una infusión que nos gusta compartir, es una infusión que se bebe con una pajita, y el cuenco se rellena y se comparte con amigos, con quién lo desees, nos gusta beberla desde nuestro último viaje a Perú. 
La carta está deshecha sobre mis zapatos, la brisa revuelve papelitos por el aire,  yo estoy escuchando esos niños jugar y pienso en mis niñas, en como serán de adultas, se me hace un nudo en el estómago de pensarlas follando, me duele saberlas incompletas. Acabo de destruir esa carta con odio, me detesto a mi mismo, no puedo soportarme de pie, me arrodillo, me hago una bola deforme sobre el suelo.
Pienso, lee mis pensamientos.
-Esos hijos de puta no pueden tomar mi cuerpo y hacer lo que quieran, no tienen derecho, mis hijas, ¿Qué les digo?, son tan pequeñas, no comprenderían que una vida puede significar mucho para tanta gente. Isabel me va a odiar si lo hago, va a pensar que las dejo solas en un mundo injusto, y no van a estar felices por mi buena acción, estoy seguro. Mis vecinos van a hablar de mi hasta la muerte, todos sabrán mi apellido pero mi nombre seguramente será menos repetido, como Bell. En mi clase mis alumnos siempre me escucharon hablar del cambio, de lo nuevo, siempre les recomendé dar todo por mejorar a la humanidad, darle una retribución, un cambio justo.
Yo soy ese cambio del que hablé tantas tardes, pero no quiero despojarme de mis días, de mis soles al atardecer con Isabel, relajados, sonriendo, siendo jóvenes. Me rehuso a donar mis pensamientos a quienes no los valoren, no hice nada de mí, todos mis sueños no los cumplí, no soy un ser realizado, y creo que nunca lo seré, pero amo vivir, mi vida es insignificante, imperfecta; Por momentos soy odioso, en otros sonrío por horas, me considero inteligente, dialogo con los ancianos, los escucho y les doy ánimos siempre. Mis amigos me adoran, yo a ellos con igual intensidad, sé que soy el núcleo de toda mi familia y no puedo dejar de existir porque un infortunio del azar me eligió a mi como anomalía reparadora. Los médicos conspiran contra mí desde hace unas semanas, la presión y el estress me tienen muy agobiado, desespero todos lo días a todas horas, miro el mundo sin pensar mas que en verlo desaparecer, a todos aquellos que están enfermos destruirlos para contemplar un mundo sano y repleto de vida rebosante. 
Mis pensamientos se cierran en mi mente.
Estoy tirado en el suelo, llorando, excitado, ansioso y sin saber hacia donde ir, que decir, que hacer, me obligan a entregarme, me dicen que tengo unas horas para hacerlo de forma voluntaria, de lo contrario me espera un acoso horrible, una destrucción pública desmedida, mucho peor que las plazas del medio evo,  o de los riscos de matanzas y alabanzas. Sé que pueden destruirme con los medios, tienen todas las  armas para coaccionar en mi contra. La carta se vuela con la brisa, no desaparece el dolor que siento en mi estómago, la desesperación infernal de saber que soy una mierda, un ser que no soporta sentir la envidia de la vida  en otros. Odio la simpleza de todos los seres que ahora mismo coexisten deborándose unos con otros, las enfermedades son terribles pero también son parte de la existencia, de la evolución incluso, nos ofrecen oportunidades para elaborar con inteligencia nuevas bases de conocimiento, nos hace mejores y mas preparados. No soporto el calor en mi rostro, sudo mucho mis manos, pies y cuello, el cabello se me pega, caen gotas en mis ojos, vomito las verduras que acabo de comer, siento la acidez en mi garganta y en mi nariz, estornudo, siento cachos de verduras que no puedo tragar para deglutirlas como debe ser, o como es normal.
Me siento el hombre mas desafortunado del planeta, acabo de ensuciar mis manos con mi propio vomito, lloro y veo las palabras de la carta una y otra vez, me pesa la cabeza, me duele dentro, no puedo describir que es lo que siento, es como romperse entero, romper el alma, no hay palabra que describa mi destrucción.
Mis pensamientos, se abren.
-Hijos de puta, gobierno de mierda, mentiras y mentiras, ¿ Por qué no dan la cura contra el hambre?, hijos de puta, no debería de existir la jet set, es descaradamente infame lo que nos representa todos los días, y nosotros cómodos, con nuestros televisores de plasma, nuestro ordenador con internet y nuestras hijas en el colegio privado. Tambíen la cenas que nos damos todos los fines de semana en nuestro restaurante favorito frente al mar. Me avergüenzo de ser humano, de sentir como humano, de comer como humano, de ser tan insignificante y creerme un universo. Me  doy pena por generar ambición en mis alumnos, defendiendo la idea de la creación y la inteligencia como modo de vida. Me doy asco aquí, tirado en el suelo de mi propia casa, oliendo el hedor de mis fluidos corporales.
Se cierran mis pensamientos.
Tengo una hora, mi reloj se acaba de detener, extrañamente se detienen sus manecillas, voy al baño, mojo mi boca, la enjuago, recuerdo un pasaje del gran libro Hebreo. Grito asqueado de la ansiedad insoportable, nace en mi una envidia detestable contra mis congéneres, nace odio de donde nació amor, me duele el alma. Veo ojos, sonrisas, ojos, manos pequeñas, abrazos, lágrimas de felicidad, de muerte. Pienso en la maldita carta. Mis hijas no podrán vivir sabiendo que su padre fue una mierda sin sentimientos, no tengo tiempo para escribir lo que me rodea, ni para grabar en video todo lo que ahora siento, sé que no me entenderían, y que corro mas peligro de que en los medios utilicen todo lo que tengan para hundirme hasta la muerte. Se me ocurre desaparecer.
Abro mis pensamientos.
-Puedo coger el coche, la estación de tren está a unos veinte minutos, dejo el coche con las llaves y cruzo la frontera que está a una hora en tren, luego cojo el primer avión que me deje en el lugar mas extremo que pueda existir, y hago de mi, otra persona, me olvido de Isabel, de Lourdes y María, destruyo todos mis recuerdos con la nueva información que me atontará, la necesidad de comer y sobrevivir me hará pasar años sin volver a recordar este momento. 
Cierro mis pensamientos.
Vomito nuestra cama, me meo encima, siento el calor en mis pantalones, luego un frío suave y refrigerante. Mis alumnos hablan de mí, oigo como hablarán de mi al escuchar las noticias. Esas palabras no me gustan, pueden ser muy crueles, lo son realmente, dicen todo lo que no puedo soportar, me veo como un asesino. 
La carta destruida vuela por la sala , desordenada y removida por mí, miro como esos papeles danzan una música que no puedo comprender, la música de la vida, del mundo que se encuentra gobernado por leyes naturales, leyes que en su conjunto controlan el universo. Lloro demasiado fregando con mi mano derecha mi frente, apretando todo lo mas fuerte, queriendo quitarme la pena de sufrir un infierno en un lugar tan bonito, mi casa.
Quedan unos minutos, Isabel no tardará en llegar, las niñas lo harán luego, lo hacen siempre, por Dios, amo vivir así, secuencialmente, esperando cada día llegar a mis tres amores, lloro en demasía sabiéndome muerto en un breve espacio de tiempo.
Recuerdo la carta, releo.
Estimado... "Tras los estudios pertinentes... " ... sus "cualidades físicas únicas lo hacen el único candidato..." ... sentimos informarle que tiene el derecho de expresar su opinión, pero creemos oportuno que comprenda que la gloria tras su desición comenzará a disfrutarla en vida y luego en su muerte fecundará en la historia un mensaje para el futuro, un mensaje de amor y paz, de lucha y entrega, de amor a la humanidad..." " ... sepa usted señor que de lo contrario no podremos controlar los infortunios y malestares futuros que pueda ocasionar la publicación de su historia a todos los medios del mundo..." " lo dijo  Sócrates junto a Critón en su celda ..." "... No hay peor castigo que el ... ". Hijos de puta, el desarraigo, la muerte para mí no es la solución, como se puede valorar así la vida de una persona, decido vivir, no pueden condenarme a la muerte, pero si vivo, el calvario será peor. Hay millones de personas que harían con mi cuerpo muchas atrocidades antes de entregarlo a los médicos. No comprendo toda la presión que ejerce el planeta sobre mi, la gravedad es tan ínfimamente angustiosa, el poder de aquellos que desearan mi muerte, me buscarán y querrán capturarme, me utilizarán posiblemente para orquestar nuevos enfrentamientos, nuevos tratados, dinero, mierda, mi cuerpo vendido, comprado, vendido, destruido, sobrevalorado como el oro y el petróleo.
 Mis pensamientos se abren.
-Le digo: Isabel, voy a morir, los médicos me han dado  tres meses, no hay nada que hacer, mi cuerpo no podrá aguantar mas. Sus ojos seguramente se cerrarán, me abrazará, me dirá que me ama, me acompañará con su mano pegada a la mía, me hará sentir el hombre más afortunado de la tierra y me dará, incluso, ganas de morirme.
Cierro mis pensamientos.
Isabel se detiene en la puerta, corre hacia mí, mientras ve los papeles, mis vómitos, mi desorden de furia, me pregunta que me sucede, no puedo ni mirarla, he esperado por ella mucho tiempo, llevo dos horas infinitas.
No tengo más remedio que contarle.
Abro mi diálogo.
-Amor, no puedo ocultarte nada, ves esos papeles._ digo mientras señalo la carta destruida, desparramada por toda la sala.
-¿Qué sucede cariño?, ¿Por qué lloras tanto?_ me dice dulce, amable, risueña hasta en los peores momentos.
-Recuerdas que el año anterior tuve un malestar que duró todo el año.
-Pero eso ha pasado, lo has pasado mal, pero ya está superado.
-No, no, es que mi malestar, era un cáncer, debería de estar muerto._ le digo con mi estupor explotar hacia afuera.
-¿De qué hablas?, no puede ser, estás equivocado, deja ya de hacer esto, debemos llamar a emergencias.
-Ya lo he hecho. Isabel, siéntate, esto es muchísimo mas difícil para mí, déjame que te cuente todo.
-Está bien, pero rápido por favor, las niñas vienen en camino._ dice sin comprender. 
-Fui al médico hace seis meses, me dieron chequeos rutinarios, los hice, fue cuando ustedes tres estuvieron en lo de tu madre, no quise alarmarte, realmente había superado todo el trauma y preferí no mencionarte nada. Volví días después a las clases de la universidad, pero algo dentro de mí me hizo recordar el dolor dentro mío, en mis ojos, mis piernas, mis pulmones, mi corazón, mis venas, mi cuello, mis manos, todo mi cuerpo volvió a estremecerse. Supe escapar del malestar y fui a buscar los análisis días de después. Fue realmente el peor momento de mi vida, los médicos me diagnosticaron cáncer fulminante, al principio me resigné, recordé los casos en mi familia y me di por vencido o reinado. Pasé realmente la peor noche de mi vida, solo, extrañandolas, me retorcí de dolor, leí la metamorfosis de Kafka y lloré por horas, pedí por ustedes y por mi mamá. Pensé, no puedo mentirte, en matarme, de cortarme entero, pensé en viajar y morir solo, para que no me vean perecer mis niñas dejándoles un trauma asqueroso hacia la vida. Me emborraché y toqué el piano toda la noche, mis pensamientos no los recuerdo, solo puedo contarte que al despertar sonó el teléfono de la habitación, era mi móvil y en el se hallaban las voces de los médicos que me habían destrozado la vida. Me dijeron que debía ir urgente al hospital, que habían descubierto algo asombroso, que debía sentirme bien. Lo hice y casi sin creérmelo conduje medio borracho hasta el hospital, donde me comunicaron que era el único ser que había logrado crear un sistema  de defensa netamente natural con el cual podía destruir el cáncer en solo unas horas, eso iluminó mi vida en un instante que nunca podré narrar, seguido de esa felicidad desmedida supe que lo peor vendría luego. Los doctores me advirtieron que informarían a la comunidad científica y que eso conllevaría seguramente un acto de caridad con el mundo, según ellos no podían despojar por una vida la solución a millones de enfermos en el mundo. Me explicaron todo el mal que la enfermedad hizo en los últimos siglos, intentaron lavarme el cerebro, convencerme de perder mi vida por eso. Me rehusé y volví a mi vida, volvieron ustedes y pasaron dos meses. Me acosaron, me intimaron, el gobierno comenzó desde aquél día hasta hoy una persecución silenciosa, psicológica, para que me entregue por mi voluntad y puedan estudiarme. ¿Entiendes Isabel?, dejarlas, morirme, mi amor, hace dos horas me ha llegado la última carta, vendrán a por mí, es legal, y no sé que hacer.
Odio el momento en que visité a esos médicos, me aborrezco por confiar en el sistema, envidio la vida del resto de las personas, y no sé que hacer, no quiero morir mi amor, quiero verlas envejecer, quiero que bebamos nuestras infusiones, quiero ver como crecen mis alumnos. 
-Debes hacer el bien, debes entregarte, te amamos, eres nuestro héroe, dame tu mano. _ acaba de cumplirse mi profecía, no me decepciona, Isabel me hará el hombre más afortunado del planeta, aunque mi muerte no signifique más que un intento en vano por destrozar uno de los tantos males que abarrotan la existencia de la humanidad en este planeta, mis átomos se recompondrán en algo sumamente bonito y perfecto, allí alojaré mis pensamientos, mis deseos y pronto podré volver a ver a mis tres amores.
Cierro el diálogo.
Nos fundimos en uno, nos quedamos abrazados para recibir a los médicos, policía y prensa de todo el mundo, los sonidos no puedo describirlos, solo sé que mi estómago ha dejado de dolerme, que mi sensación de completitud se ha rehecho, se abren mis fosas nasales y huelo las flores de mi jardín. 
Alguien se acerca, nosotros no nos desprendemos, preferimos congelarnos, Isabel quizás ya lo sabía,no se lo preguntaré, no tiene importancia la traición, amo a esta mujer.
-¿Señor John Badiou?, mi nombre es Allan Conauger, en nombre de su comunidad y del estado, damos las gracias por su coraje y entereza. Puede usted, si lo desea, responder algunas preguntas antes de marchar, no olvide que sus últimas palabras harán historia, sea prudente.
Acabo de oirlo, abro los ojos, reconozco su rostro, no logro saber de donde, quizás me siguió. Desde aquí se ven todos los periodistas luchando con la policía, también el vallado y la furgoneta abierta para llevarme a mi destrucción. 
Suelto a Isabel cruelmente, me recompongo y no miro hacia atrás, no sé cuales serán mis palabras, veo luces muy fuertes, muy blancas, veo siluetas, sombras, quizás aquellas sombras sean el nuevo mundo que me espera, estoy temblando por dentro.

Boston Massachusetts, New Braintree Old Common Rd 123.
May 1973.

 Todos los derechos reservados  Copyright 2009

sábado, 7 de febrero de 2009

Ne me quitte pas.

No quise dañar sus dedos, es la verdad, confieso haber sido algo grotesco, pero nunca cometí el fallo de mentir, no mentiría sobre lo que amo hacer, es que sus dedos me fascinaron desde el primer día.

Esa noche fuimos abrazados, besándonos, mirándonos a los ojos, dentro de los ojos, bajamos en la estación Saint-Ambroise a tres de la nuestra Rue de Boulets. Caminamos juntos y de la mano, apretándolas fuerte, sonreímos y comentamos los últimos libros que habíamos leído. 
Nos desviamos del trayecto al Café Fusain, solo unos minutos, subimos por Boulevard Voltaire y giramos en Villa marcés, es que llevaba unos días queriendo ver unos discos y la tienda todavía seguía abierta, teníamos tiempo para cenar en el Fusain, incluso no perderíamos ni los aperitivos si me apresuraba en la compra.
-Tienes el de Jac Brel, "Ne me quitte pas", y dime cuanto es, gracias _ le dije al de las gafas grandes y oscuras que ocupaba la tienda para vender sus productos, o más claro, el vendedor, mal aseado y de mal humor. Noté sus dientes sucios, le faltaban dos caninos inferiores, tenía muy poco pelo, sudado, pegado a su cuero cabelludo, pensé en golpearle la cara y dejarlo tirado en el suelo, pero no valía la pena, nos trató muy mal, mofó y soltó el aire, esperó a que marchemos para cerrar la persiana de muy malas maneras, incluso escuchamos sus golpes desde la esquina al doblar, nos reímos mucho, le di la bolsa azul a Marie y ella la guardó en su bolso blanco. Retomamos Boulevard Voltaire y doblamos en Rue Lacharriére hasta Avenue Parmentier, recordamos mientras caminábamos aquél día que burlamos a un payaso que nos molestó en una presentación de una de mis novelas, reímos luego porque ella recordó cuando mientras me preguntaban algo de la novela bebí agua y tosí por un espasmo, de nervios o de estupidez, y mojé a tres personas de la primera fila, a tres ancianos aburridos. Nos reímos hasta que llegamos a la puerta del Fusain. 
Nos recibieron muy bien, bebimos algunos aperitivos, quizás bebimos algo de más, ella más que yo. Un colega nos entretuvo en una charla algo insustancial sobre un vino Sudamericano, me aburrí bastante, Marie era una apasionada y se interesó por la charla, yo pensé más en comer y beber que en oírle al gordo de marrón caqui contar todo lo que acaba de leer en su casa. Me entretuve yo con su dentadura postiza, algunas de las manchas de su piel me cautivó, luego su boca al moverse, vi sus dedos como garras animales, pensé en nuestra curiosa evolución, miré mis zapatos, recordé una frase de un escritor Vasco Francés, hablaba de un telón negro, y de sus zapatos, que los muertos no usan zapatos, rememoré unas intenciones sobre la muerte, pero no quise ahondar, me hizo ruido el estómago y Marie supo que esa señal no podía evitarla, concluyó con igual pasión su gran desviada charla sobre un viñedo del sur de Toulouse.
-Te amo Jean, gracias por traerme otra vez, amo cenar aquí, escribe algo en el mantel_ dijo sonriendo como siempre, abriendo mucho su boca y sus comisuras superiores enseñando demasiado sus dientes. 
-Marie, no se agradece esto, no es de educación_ le dije poniendo mi cara mas seductora.
-Eres mi ángel_ dijo Marie y sacó un paquete de su bolso blanco, donde también estaba mi disco de Jac Brel. - Para ti_dijo convencida.
-No hace falta Marie, sabes que no me gustan las sorpresas._ dije algo encolerizado por dentro y feliz por fuera.
-Es algo que llevas tiempo buscando.
Abrí la bolsa roja, rompí el envoltorio, y miré por unos segundos la caja negra, tenía el símbolo que no lograba encontrar en ninguna tienda de Bruselas en cada uno de mis viajes.
-¿Es lo que creo que es?, no puede ser, ¿Como los has conseguido?_ Le dije asustado por dentro y asustado por fuera.-Dime que no es lo que yo creo.
-Si Jean, es lo que buscas.
-Pero es imposible que sea un original, no es posible que hayas comprado el original, dime que no lo es, no tienes tanto dinero.
-Tu no sabes cuanto dinero tengo, no tienes que darle importancia a eso, disfruta de una vez por todas de algo Jean.
-Disfruto de ti Marie, pero esto no era el plan, te he dicho que no me gustan las sorpresas.
-He comprado el libro de Guinea, su versión original, la única que sobrevivió a la quema. Jean no comprendo tu actitud.
-Me ha sentado mal la comida, podemos marchar, por favor, me ha encantado, llevo buscándolo años, no sé como entender que ahora mismo lo tenga en mis manos, quiero marchar a casa y descansar, mañana hablaremos.
-Jean, no es medianoche, no puedes reaccionar así, es un regalo, el más importante de tu vida.
-¿Y tu que sabes?, puta ricachona de mierda, crees que me compras con tu dinero puta.
-¿Qué? de que hablas Jean, ¿por qué me hablas así?, nunca pensaría en hacerte un regalo para demostrar el poder de mi dinero. Es lo que llevas buscando hace años.
-Fue algo que te confié en el hotel de Marsella, pero solo fue un comentario, una curiosidad, para que puedas conocer algo de mi interior, intenté sincerarme, pero me equivoqué.
-Jean, no es mi deseo que te sientas así.
-Marie nos conocemos algo, llevamos cinco años, pero esto no te da derecho a que deshagas mi sueño, el único que tengo, que tenía.
-No hables así, lo tienes en tus manos, no pienses en como ha llegado a tus manos. Perdóname Jean, perdóname, quiero ir contigo a dormir.
-Crees que todo se arregla así de fácil,  seguramente a tus padres les ponías tu cara de pena y ellos te satisfacían, que estúpidos fueron._ se lo dije porque lo tenía dentro desde el día que la conocí en la playa de Marsella, sentí envidia de su pelo, de su ropa, incluso de sus tetas. Me convenció de quererla, por dentro creo que mi envidia creció día tras día, por fuera la amé desde el primer momento.
-No me hables así Jean, no eres así, me amas, yo te amo Jean, por favor entiende, me arrepiento de haber hecho esto, creí que te haría más feliz, que era tu paso a completarte y ser feliz conmigo, te amo Jean, quiero que nos casemos en la playa. Ahora vamos a mi casa, dormimos y mañana hablamos, si sigues pensando lo mismo, devuelvo el recibo, envío por correo el libro y el museo seguramente estará mas feliz de tenerlo en su poder que tú.
-Vamos._ le dije determinante, no quise hablar, le entregué el libro e Guinea, en realidad la caja negra con el libro de Guinea dentro, el libro que había perseguido durante toda mi vida. 

Llegamos a su casa después de caminar largo rato sin hablar, ella tomó mi mano, no me aparté, me dio exactamente igual, me sentí invadido, corrompido, violado, mutilado, sentí mi alma perderse, pensé en la vida, en el sentido que tenían las calles de París. Miré mis zapatos y pensé andar descalzo, quise cruzar el Boulevard a pie y sin mirar. 
Abrió la primer puerta, luego saludó a los dos guardias que custodiaban su pequeña mansión, cruzamos las tres pequeñas torres del jardín principal, rodeamos la fuente y nos detuvimos en la entrada principal. Me miró, sonrió, le sonreí, creí en ese momento, al mirar sus ojos esperando mi aprobación, pensé que quizás no era tan malo que tener el libro de Guinea en mi poder, primero sería millonario, segundo tendría mi sueño cumplido y podría continuar escribiendo, sin depender de los artículos del periódico. Me costó, pero le devolví la mirada y construí una sonrisa para complacerla, Marie había desarrollado una técnica increíblemente efectiva, me convenció por unos segundos y entré a su pequeño gran mundo.

Comimos unas tostadas y preparó un té, charlamos algún tiempo que no puedo determinar, miré sus dientes y recordé la envidia, por dentro comencé a percibir de mi agujero o de mi alma unas intensas ganas de besarla fuerte, de azotarla y gritarle, de follarla hasta sangrar.
Hablamos en ese lapso temporal de algunas trivialidades, subimos a la habitación y nos desnudamos para dormir, al principio creí que ya se me había acabado el dolor de la violación a  mi intimidad o a mi mundo interior, por un momento olvidé el libro de Guinea. Nos abrazamos para dormir, nos acomodamos luego hasta llegar a lo de siempre, culo con culo nos dormimos, soñé, creo, con un cíclope, también con el mar, al final seguramente soñé con la cena, y fue cuando desperté apartado de mi alma, enfadado conmigo, con mi reacción.
Pensé que debía comprender que su regalo había desatado un mar de dolor en mí, quise despertarla, la sacudí para que lo haga, pero no abrió sus ojos para vivir y escucharme. Recuerdo que me enojé mucho con su boca y la golpee hasta verla sangrar, golpee su estómago dormido y su boca escupió sangre, golpee mas fuerte sus manos hasta verlas moradas y salté sobre su cuerpo, sentí en mis pies desnudos como sus huesos se quebraron y luego se rompieron. En su baño encontré un cepillo de dientes, cogí uno rosa, supuse que era el de ella, me senté en su torso y clavé el plástico en sus preciosos ojos verdes, su sangre me llenó por dentro, ese hueco que había desatado se rellenaba de su sangre y sus pérdidas. Recuerdo ver su mirada en un recuerdo mientras golpeaba los más fuerte que podía y escarbaba para llegar a romper todo su rostro. En un momento de lucidez caminé muy despacio y sin hacer el menor ruido hasta llegar a la cocina, tomé prestados algunos cuchillos pequeños, y volví a la habitación. Me detuve en el umbral ante el cuadro que había creado, su cuerpo abierto, abierto a recibir amor y también a las posibilidades. Me dije lo orgulloso que estaba de hacer lo que hacía, recité un verso de un escritor maldito y di pasos firmes hasta su cuerpo inerte en la cama roja de nosotros, de nuestros cuerpos, estaba pintado con su vida.
Corté cada unos de sus dedos, rompí sus dientes con el mango del cuchillo mas pequeño y rasgué sus encías. Sentí la brisa de la ventana, respiré y absorbí su alma, o eso me hizo sentir ella. Creí escuchar su voz en mí, diciéndome que me amaba. 
Recuerdo tirar cada uno de sus dedos y dientes por la ventanilla del autobús, luego no puedo recordar nada más.
Le agradecí durante varios años su regalo, supe comprender con los años, que había logrado en un día lo que a mi me habría costado seguramente, varias vidas. 
Nunca volví a buscar el libro de Guinea, me dediqué a comprenderlo, a investigarlo, palabra por palabra, durante unas 3554 páginas. 
Recuerdo por último coger de su bolso mi disco de Jac Briel, me recuerdo feliz al recuperar mi vinilo, es a quién estoy escuchando mientras termino, no se si vagará este papel de mente en mente; lo dejaré en la pared lateral de mi habitación de hotel preferida.
Si has logrado leerla yo estaré seguramente muerto, y no sé que puede significar eso realmente, no puedo soportar pensarme sin mis pensamientos, sin sentir el calor de mis fluidos.



 

jueves, 5 de febrero de 2009

From Leicester square.

Tiene el cuello muy largo, como si quisiera tocar el cielo con la nariz. Podría ser de cualquier país europeo, tiene cierta elegancia al sentarse con las piernas cruzadas. Es seguramente una mujer muy limpia, algo retraída, quizás le falten dos muelas, eso nunca se ve. Me gustaría verla reír ahora mismo, pero la gente la miraría extrañada, y no quiero que eso suceda, es muy bonita para sentir vergüenza. No me ha mirado siquiera una vez, tengo mis ojos clavados en su escote cuidado, pero muy sugerente, tiene un lunar en la teta derecha que me gusta muchísimo. Podría decirle algo, pero tendría que pararme, hacer equilibrio y no pienso hacer el ridículo yo tampoco.

-¿Me puede dejar sentar?_ dice una señora entrada en la tercera fase de la edad, me sacude para que le conteste rápido. Me hago el dormido, ¡no para esta mujer!, tendré que pararme, estoy algo cansado para ser tan cortés. -¡Sí!, es que estaba dormido, perdone señora._ parece no creerme nadie, estoy haciendo el ridículo, ella me mira y sonríe. –Si claro, déjeme joven de una vez que me duelen las piernas._ me levanto, cargo mi mochila a la espalda, sostengo el libro que he dejado de leer hace unos minutos, por pensar con la mirada, más bien por pensar en follarme a esa tía. 

Ahora me mira como si quisiese algo conmigo, lo dudo, obviamente no puede ser cierto, mi ridículo ha sido absurdo pero ha captado cierta atención. Estornudo sin previo aviso de mi cuerpo, ahora estoy rojo y pidiendo perdón, el pobre está lleno de mis gérmenes. Alguien abre la ventanilla, y algunos más repiten la misma acción, es inevitable.

Es un día que no tiene más que clonaciones, el clima se repite y continua siendo una mierda, gris, frío y sin sonidos más que el de los coches. Londres hoy es muy aburrido, no suele ser así, quizás yo estoy aburrido y por eso paseo en un autobús turístico, para leer tranquilo. Ahora hay otra mujer, esta habla por el micrófono, es monótona, su tono de voz me duerme los oídos, ella me mira. Me acerco, alguien ha dejado el asiento de la ventanilla para ver algo por el otro lateral del autobús, seguro quiere ver la noria del futuro. Estamos sobre el puente que une dos monumentos, estamos cerca de un parque importante, ya estoy sentado aquí, junto a ella. Me palpita el corazón, igual es una sensación de ansiedad, lo cierto es que tengo calor, me sudan los pies y las manos, se me para el pene y me caliento mucho, ya la imagino desnuda y metiéndosela muy suave, puedo sentir la sensación de calor allí debajo. Me palpita de calor el rostro, y creo que ella también está muy excitada, lo siento, es esa condición animal que nos posee y nos apasiona de una manera casi incontrolable. Estoy calmado, nos mira un niño, creo que hice algún gesto, lo que es peor, estoy con la mano que sostiene el libro raspando constantemente sobre mi sensibilidad, parece que el libro tapa poco, o yo soy muy poco disimulado.

Suspiro, y hago un mundo con ella, no puedo evitarlo, hace tiempo que no sentía algo así, se cómo termina todo, pero tengo una calentura enorme, que me come por dentro. ¿Qué le digo?, siempre que me sucede esto, no hago nada, y soy muy lento, cortejo poco a poco, como si fuera una paloma, y el tiempo es mi peor arma, se me va de las manos, se deshace como el chocolate en verano. Ella toca su cuello de jirafa, solo le faltan las manchas de color, ¡es tan femenina! Creo que es un signo, para avanzar, o algo así. Ahora su mano recorre su falda y no puedo evitar girar mi cuello entero y mirarla directamente al oído, o a su perfil. No se mueve, yo tiemblo, miro hacia delante, estamos pasando por la fachada del National portrait gallery. Se avecina una parada, me roza con el codo, se juntan los dos brazos, reunimos calor, esta sensación me encanta, mis pálpitos son aun más rápidos. Yo le pido fuego, aunque no fumo, no, definitivamente no, no fumo y no quiero hacer el ridículo.

Bajo la mano izquierda que le roza el brazo para tocarle la mano.

Estoy junto a sus dedos y siento que puedo hacer todo, que soy capaz de lo que me propongo, ahora si pienso en un hijo, y el rostro unido de nosotros dos. Soy padre por un instante, me gusta.

Se para, se abre la puerta, -¡No!, ¡No te vayas!_ pienso, pero no puedo decirle nada, es lo de siempre, el tiempo, el chocolate derretido en mis manos.

El autobús continua, la mujer del micrófono también, me siento un idiota,  rápidamente apunto la intersección de las calles, por si vuelvo a verla. Es posible, creo, quiero bajar, pero ya no hay parada. Pienso entonces en caminar la ciudad, mejor no pienso en nada, leer, menos, este libro es una mierda, solo me gusta la portada. Espero poder cruzarla en alguna intersección, quizás pueda hablarle, contarle que podemos hacer grandes cosas juntos.

Soy un imbécil, soy un enamorado de las oportunidades.


NOSFERATU, LUCIFER O PICASSO.

En la vida dicen que  la realidad continuamente nos trata de aplastar. En los intricados pensares noto esas fugases y efímeras señales de que la realidad intenta absorberme.

Los galopantes de la monoteidad, los jinetes de la continuidad familiar, en su conjunto, no son más que un punto espacial en eso de pervivir, algo tan mínimo que no afecta o no me afecta.

Esa maldita mancha me aprieta las ideas del futuro, hay algo que no es la droga, será el amor efímero de cada noche, en cada bar.

Y leo joyce, pero nada sucede. Corrijo  textos de Nielsen, pero no importa, soy de las personas que no aman. Escuché en alguna pálida noche, por algún pálido habitante, que el amor está compuesto por dos vocales , dos consonantes y dos idiotas.

Dejo eso a los débiles o a Galeano.

En la pintura dadá no hay nada, en el manifiesto mas palabras que en la Biblia.

Schwitters me sugiere un perfil en su psiquiatra del siglo xx pero no me interesa el collage. la inerte (por suerte) imagen de la visión introspectiva del señor influenciador deja un vacío, como en el tiempo derretido, como los gritos desgarradores, el juego de niños y sus crayones, las escaleras en todas direcciones y sentidos.

(Suena el timbre en el corredor, algo suena mas fuerte que la campana, algo bulle en la puerta)

- Señor  William!!! Abra la puerta, ¡¡abra la puerta!!.

Maldito ruido, dejen de gritar enfermos. Siempre dejo unas huellas en ellas pero nadie entiende que mi amor deja marcas. Mi pecado es vivir en la singularidad de un símil agujero negro que me dilata y me enseña el tiempo, presentizandolo todo.

Se van a ir y voy a morir desangrado en una zanja oscura cerca del río y su puente.


De física entiendo toda la mecánica que todavía ni siquiera existe, eso de los quantos. Mi momento es hoy, mi pasado, recién, justo hace un instante. De la naturaleza debo lo que escribo, algo de muerte y sangre. Lujuria , dolor, espanto, cosas de las que no supere al verles. 

Ayune 40 días deseando olvidar pero alguien me gano, el artista del hambre que dejo su vida en la desnutrición. 

De oficios no entiendo, de lectura, venganza y entretenimiento soy experto, igualmente sin vivir de ello. 

Por culto me amenazaron, me quemaron, cortaron. En fin, torturas de un Poe ensañado conmigo.

Mi casa es la luz, es el sol. Las manchas de humedad los cuadros y  pinturas La pared,  toda la tierra que rodea el cuadrado…

 

-Salga William, ¡¡¡su condena lo espera!!!. 

 

(En la entrada, junto al jardín la gente se agolpa como en la miel las abejas. Gritan, piden justicia, dicen que es el disector de las mujeres prostitutas que las viola, mutila y quema. Entre el tumulto una persona agita fervientemente una botella con un pañuelo en su pico, en su rostro la indignación es su expresión más clara. Agita y sin vacilación algunas lanza la botella _Esta vez, encendida en el cuello de cristal, impacta contra la ventana superior  del primer piso de la casona.).

 

  

… El decorado junto a los instrumentos la cultura, entera y en su esplendor. 

Quien osa quemar mi vida!. No se dan por vencido. Malditos cobardes, con un solo golpe hubiera bastado, con una golpiza me habría quedado tranquilo, pero tienen que encender la llama en mi lugar, en mi cuarto, donde los vi crecer, morir y hasta matar.

Indignos de la venganza, suelen ser ustedes quienes pidieron piedad. De la verdad me guardo el rencor, del pasado un largo suspiro.

(la ventana trasera facilita el escape, no posee la articulación normal, se ve algo distinto a lo normal, su pata peluda enseña un leve cicatriz, y su feble talón al elevarse rompe la mampostería, se trata de un animal de ambigua presencia, algo que rosa el limite tolerable de belleza. Salta y con velocidad proporcionalmente acelerada va rumbo al rio junto al puente que lo acompaña. 

 

Alto ahí!. Que quieres!. William, hoy no escaparas, la gente te vio sabe de ti. Quien eres acaso Dios, jajaja. El que te ordena frenar la muerte. Nunca, de que viviría toda esa desgraciada e hipócrita gente, todos matan, flagelan. Mira el único motivo es la vida, no digas como solo as a un lado tu ambigüedad. Nunca, moriré porque lo entiendo así como en mi presente caída. Caída?. Nadie entiende el engranaje, nadie mira la divinidad en el ser, en el cuerpo abierto a mis ojos, no mereces mas que la ignorancia. Mira me cansas y te mato, entiende?, mato su presente, lo dejo desangrar. Claro! Rápido que llegan!.

 

 (puñal en mano inserta en la altura del corazón el acero quirúrgico, William mira hacia arriba donde el manto oscuro de nubes iluminado por la luna es el fondo en movimiento del rostro del indigno que osa matarlo. Baja su mirada, escupe tierra, sal, observa su mano peluda, comprende con estupor que la muerte ha llegado a él. Su cuerpo reposándose, acomodándose deja derramar toda su sangre. 

La muchedumbre llega y la visión de rojo intenso es su venganza materializada. Alguien esgrime una palabra. Azótenlo!, nadie duda en golpear el inerte estado del cuerpo que con los golpes desaparece poco a poco de la vegetación, junto al río y su puente.