viernes, 26 de marzo de 2010

La humedad del mate sin sabor.

-Dame uno sin azúcar, lo lavás en medio minuto, ¡no le tires agua hirviendo!, pará, pará, dejame a mi, mejor lo hago yo, dame el paquete de yerba que está atrás tuyo. La otra puerta, no, la otra, ¡esa!, adentro, atrás del paquete de galletitas, al lado de los fideos, sí, ese._ la humedad recorría la cocina como un ejército de calorías encapsuladas en agua, suspiraron los dos al silenciarse por los sonidos de aquellos disparos innecesarios.
-Bueno, bueno, te ponés muy nerviosa, no soy perfecto, si querés un muñequito de torta te equivocaste de hombre. ¿¡Qué!?, me ponés nervioso de nada._apoyó el paquete a medio vaciar y se sentó apresurado por el dolor de espalda que le provocaba estar de pie durante unos minutos.
-¿Te duele?, si no vas al hospital eso te va a joder todo el cuerpo, no te das cuenta pero es peligroso, de verdad Sebastián, te estoy hablando en serio, no podés seguir así._él estaba morado de contener la respiración, una puntada profunda lo inmovilizaba, quería gritarle a la cara todo lo que pensaba pero le era imposible esgrimir siquiera una sílaba suelta.
-La puta madre... ay, lo que duele... dame un mate, dale, ponelo como vos sabés, a ver si me olvido un poco de... dale Caro, hacete uno, dejá de mirarme tanto que me voy a poner rojo por vos y por el dolor, si no termino reventado le paso raspando._soltó sus brazos dejándolos caer libres hasta detenerse en una postura abierta y de descanso, con la cabeza colgando hacia atrás dándole la oportunidad de juntar toda la sangre nuevamente en su cráneo, mientras se le cerraban los ojos por la presión de aguantar la respiración observaba el techo y sus manchas de humedad.
-Tomá, es el primero, te lo tomás por boludo, por necio, insolente, desordenado, descuidado... ¡Sebastián!_él sabía que podía aguantar debajo del agua hasta tres minutos y medio sin perder el conocimiento, alardeaba de su capacidad pulmonar.
-Dos minutos y medio y estoy como una rosa, escuchame... uh, que bien, se me está yendo el dolor, seguro que ya está acá a la vuelta._ella sonríe, sabe que tienen mucho por hablar.
-¿Y?, este está bien amargo, como te gusta, jajaja, te lo merecés por ser tan..._abrió su mano como un girasol frente al sol.
-Tampoco te pases, también me gusta amargo, eh... es un placer casi sexual, lo hacés de una manera imposible de imitar y fácilmente reconocible, tendrías que concursar por el mate de oro._sentía deseo por esa mujer aún sabiendo que su amigo fue quien la había enamorado primero en aquél río de mates y fuegos con guitarras jóvenes. Tenían que hablar y no era precisamente de su tensión sexual no resuelta.
-¡Ey!, vení, volvé, esa bombilla no es un micrófono, ¿a dónde viajaste?, estabas ido, Sebastián, podés empezar, al final es a lo que venimos a esta casa. Tenemos cinco horas hasta que deje de ser seguro._el rostro de Sebastián se endureció finalizando el sorbo con ruido del final, tras un instante de arrebatos fantásticos soltó el aire.
-¿Cinco horas van a estar dando vueltas por acá?_achinó sus ojos por una acidez tardía.
-O más, pero no pienso pasarme un minuto, quieren que lo haga rápido y bien, sabés como son esos enfermitos._su lengua buscó el aire para atraer su atención, ella lo tenía controlado.
-Ya te dije que no tengo nada que ver, Romero es el que puede decirles algo, bueno, podía, no sé qué mierda pasa pero yo no tengo nada que ver, ¿me estás escuchando Caro?
-Sí, y mirándote, estás distinto.
-Dejate de boludeces, yo no soy ni quiero ser de ellos, ¡nada de nada!, voy solo, libre y no quiero que me metan en quilombos por gusto. El otro día vi a Parada manejando un taxi y me cagué de risa, ese hijo de puta era un genio de la estrategia, casi me meo cuando lo vi, irreconocible.
-Igual no era él, ¿no lo pensaste, Sebastián?
-Era él, tenía que ser él, ese bigote... bueno ahora dudo un poco... ¡era él, dejame de joder!, ¿Qué mierda hago acá?, me quiero pirar ya.
-No puede ser, decime algo, por todo lo hicimos antes, no tires todo a la mierda, vamos a tener tiempo para relajarnos más adelante, ahora decime algo.
-No serás tan... no me estarán escuchando... decime que no, ¡Caro!, ¿me...?, no me jodas, te pienso matar, ¡forros de mierda!, ¡voy a matarla ahora mismo, se creen que no sé lo que quieren de mi!, cagones, cobardes, putos de mierda, los tengo a todos en una buena lista, los tengo bien guardaditos, agachate pelotuda, agachate, ¿te pansabas que con dos mates de mierda ibas a usarme?, chupá puta de mierda, hace tiempo que te veo ahí, me la vas a chupar, ¿estás con el flaco Hernani?, ¡Hernani!, va para vos forro, dale, chupá putita... no hablás tanto eh, ¿te dan órdenes?, como no me la chupes te hago puré, dale... ¿ves?, estás hecha para esto, te encanta... tomatela, andate la concha de tu madre, tomatela, cuento hasta diez, si te veo acá morís.
-Estás equivocado Sebastián, yo... no es lo que...
-¡Andate hija de puta!, ¿me metés acá para que me expriman como a los otros cincuenta mil?, deciles que mi lista es la piedra angular del nuevo comienzo, va a destrozar al sistema como nada lo hizo en los últimos dos mil años, morirán de a millones, está escrito Carolina, no hay pactos, ni amnistías, la sangre será la tinta de los nuevos artistas... voy a regenerarme en otro... lo verás... esto no va a a quedar así.
-No es lo que..._un tiro estalla los critales de las dos ventanas junto a la puerta trasera, otro agujerea la madera vieja y corroída... Carolina muere por la tercera... Sebastián simplemente suspira, como si su aire fuese gasolina y el mechero el próximo disparo, piensa es estallar, solo piensa en escapar, ella era un mal menor, al menos frente a lo que se aproximaba lentamente y rodeaba la casa.
-¿Me siguen escuchando?, puedo oírlos, no les tengo miedo, voy a morir, y en unos instantes, no van a saber nada, pero nada, ni cuando ni donde, cuando menos los esperen los poderes se desmantelarán como sus flotas de aviones inútiles contra el viento y las mareas... la fertilidad de la tierra está fuera de cuestión... títeres.

lunes, 22 de marzo de 2010

La mentira creativa, esa anciana que pedía dinero.

-Soy la persona más desgraciada de este mundo, soy el personaje del escritor o guionista enfermo por el éxito que me exprimiría hasta los huesos por hacerme sufrir todos los calvarios posibles. Mi carne es oro para los leones vestidos de Armani, ¿podría provocar más dolor en mi vida con la pluma de un escritor bienaventurado?, ¡estoy hablándote bigotes!, ¿para esto te pagan?
-No vamos a extenderle la suma que pretende, mi superior me ha denegado el acceso al sistema, debe irse de aquí cuanto antes, señora.
-¡Me violaron desde mi nacimiento!, fui drogadicta, tuve un cáncer que me dejó sin una teta, un marido alcohólico y una hija puta, mi padre mató a mi madre cuando tenía cinco años, la vi desangrarse frente a mi. Nueve abortos y dos niños muertos en mis brazos al parir, nueve operaciones del ojo izquierdo y una amputación del dedo meñique, sin contar los embargos y muertes que vi en las calles cuando vivía sola chupando penes sucios y enfermos por dos monedas inservibles. ¡Yo vi cambiar a la sociedad desde sus basureros!, conocí el amor entre rejas y estudié derecho civil mientras me azotaban los policías que también me violaban. Un escritor se forraría con mi historia, ¿no me crees?, todo me pasó a mi, y me está pasando, ¿tu ves normal que me denieguen un préstamo?
-Señora, no puedo volver a repetirlo, está poniéndome en un aprieto, por favor.
-¡De eso nada!, aquí me tienes, compra los derechos de mi vida, ¡te los vendo al precio que hoy te estoy pidiendo!, lo juro, vas a llenarte de dinero, si solo es contar una parte ínfima de todo lo que me sucedió, créeme, soy la persona con menos suerte en este mundo.
-Lo siento, el encargado de la seguridad de este establecimiento la acompañará hasta la salida, lamento terminar esta gestión de la manera que me ha obligado a tomar, su suerte la elige usted señora.
-¡Eso es una falacia!, es usted un enfermo como el resto, ¿ve mal todo lo que me pasó en esta vida?, ¿por mi ropa y mi falta de aseo me niega el dinero?, ¡son ladrones de guante dorado!, europeos, ahora que el verde ha caducado aprovechan para adueñarse de todo. Seguro moriré en alguna zanja mientras tú comes caliente con tu mujer, pero de los cuernos no te salvarás hijo.
-Me hace recordar una película pero no sé cual, ¿no te parece Richard?_el uniformado lo mira intrigado, se detiene, suelta el codo de la mujer y se echa a reir.
-¡Sí!, la última de ese director.
-Sí, esa, eres el mejor, ¿cómo se llamaba?, envíame al infierno, o algo así.
-¡Esa!
-Mi desgracia no tiene infierno, el infierno es la vida y la muerte para mi, en ninguno de los planos estaré plena, todo se oscurece a mi paso, quien escriba sobre mi, será rico.
-Tengo un cuaderno, acompáñeme por favor, mi nombre es Richard, él, es un empleado, y su jefe no deja de instigarlo, venga conmigo, yo le daré cobijo, comida y algo caliente que beber, en mi oficina tengo espacio para los dos, yo también vivo allí, rodeado de cámaras.
-Joven, mi dicha es la maldición de ser la mujer menos afortunada de este mundo.
-Es eso lo que pienso retratar con sus palabras.
-¿Es verdad?
-Claro, señora, no sé cómo decirle esto.
-Dime hijo.
-Vivo aquí, trabajo aquí, soy una persona en búsqueda del momento, un cazador de sueños y realidades alternativas, soy una vida que se plasma en las tintas de la selva que nos vio criarnos como abono para el futuro... soy escritor señora.
-Pues... prepárate, ¡serás rico!, pero primero debes pagarme.

domingo, 21 de marzo de 2010

El mar en una botella de ron.

Me hierven los ojos, su acento me incomoda, el acento de mi consciencia, ¿cuándo tomó referencias de otros pueblos para aniquilar mi propia identidad?, los caracoles me hacen acordar al mar, su geometría playera, no lo sé. Allí fuera estallan los cristales del calor, algunos gritan hasta ahogarse en sus sudores, la presión de la atmósfera que mantenemos en esta sala me anula por completo, o al menos está a punto de hacerlo.

-No te muerdas el labio, puedes infectarlo, ¿has pensado en dejar de respirar?
-Me... cuesta... hablar... no..._otro más, cuando abro las puertas entra el viento solar y termina por incendiar parte de la sala que esperaba ser desintegrada por las calorías universales.

Desde mi nacimiento me vi envuelto en miles de posibles muertes a manos de la naturaleza pero ninguna acusaba al sol de tamaño desastre, lo común, apelaba a la sangre brotando por la gracia de un disparo, una lanza, un golpe o un cristal en el sitio menos indicado, pero nada se acercaba al poder del sol. Es que lo veíamos en tantas películas que no tenía mérito imaginar algo tan digerido. Ahora que lo recuerdo, en varias noches me levanté al borde del ahogamiento, tosiendo con la garganta seca, no dejo de encontrarme en ese instante en que creía que moría aún siendo consciente del mal sueño. El rugido de las nuevas explosiones llegan hasta aquí, estoy a salvo mientras resista, serán solo unos minutos, quizás miles pero no más. De niño miraba el cielo en vez de dormir la siesta, todo era quietud en mi pueblo, la brisa meciendo árboles y las hojas chasqueando como palmadas suaves de aliento. Pensaba que el cielo era el suelo infinito en el que evitábamos caminar, ahora solo veo llamas comer los siglos de conocimiento, ¿qué hacer contra el calor?, todo está fundiéndose, ya no sé si los artistas que tanto admiré tenían mucho sentido en este escenario.

-¡Solo!, ¡bien solo!, ¿pasa algo?, ¿quieren mis cenizas para los que lleguen en un millón de años?, todas las manifestaciones podrán acercarme al epicentro de la creación... ¡No estoy solo!, me acompañan ellos, ¡no respiran el calor porque prefieren soñar con agua!_es probable que el sueño sea parte de mi psique infantil, es probable que sea una tarde de aquella en la cama con el pie sobre la rodilla, rascando mis dedos con las frazadas cuadriculadas de dos colores, hay una relación directa entre mis pensamientos y lo que pienso realmente antes de formularlo como valor de lógica. ¿Soy yo?, ¿¡esa voz aflautada y con acento extranjero soy yo!?

El calor me obliga a olvidarme, siento como se deshacen mis dedos, se cae mi labio inferior, no puedo hablar... se funden mis harapos... la vida recién comienza.

lunes, 15 de marzo de 2010

Las directrices del viento.

Cien millones de habitantes acaban de digerir una tostada al mismo tiempo, ciento un millones de habitantes terrestres acaban de ir al baño en un bar de centro comercial. Una, dos, tres, pam, pam, pam, pum, y las tres que tenía para aliviar se me fueron por atrás... pam, pam, pum y pum, esa me está mirando, ¿qué le podría decir a una mujer que se da vuelta para mirarme desde abajo hasta arriba, incluida mis entradas?, pim, pim, pum, pum, pam, tac, tacata, tac, plaf, plaf, tum, tum, tumtum, placa, pla, pla, pulilulu, lala, plum, plum... ¿qué mira ese engendro de feria? Los edificios no se han levantado bien, están sucios, seguro van a resfriarse y a escupir a todos esos enfermos por el trabajo. Me quedan diez minutos en cuesta arriba, ¿quién quiere caminar tanto con tantos coches?, espero que fabriquen en masa esos vehículos verticales... pim, pum, pim, pum, tacatac, tac.

-¡Mira por donde vas, idiota!, casi matas al niño._ a veces los matan ellos al no mirar lo que están haciendo, hace unos meses un niño se ahogó en su coche, ella destrozada por el estrés olvidó dejarlo en la guardería, ¿por qué no puedo golpearlo sin querer?, es que la gente es lo que es y no pienso darle más vueltas.Me vibran los pantalones, no, es el corazón, el bolsillo de mi chaqueta, qué sucios están los edificios hoy, se dejan día tras día hasta que la naturaleza ejerza la fuerza devastadora, en esos instantes recordarán esa mañana que pensaban diseñar vallas contra inundaciones y mareas altas.-¿Quién?, hola, hable..._números desconocidos y alarmas silenciosas, adoro mi época.-¿Ed?_hace mucho tiempo que no oigo ese mote, sigo caminando, tengo ganas de tomarme un chocolate caliente, sí, con mucha espumita, y esos bizcochos que... no mejor bizcochos no, me dan mucho trabajo, pero esas tostadas integrales para compensar no estarían nada mal.-¿Ed?_no me digas que me sigue, no, me cago en todo lo que tengo frente a mis ojos, esta ciudad se vuelve cada vez más pequeña.-¿Ed?_ lo tengo cerca, seguro va a...-Ed, soy yo, Less, ¡Ed!_no hay vuelta atrás.
-Hola._me duele la cabeza, estoy hirviendo y me quema la piel de toda la cara, quiero catapultarme lo más alto que pueda y no me importa no pensar en la caída, será menos dolorosa.
-¿Así me recibes?, después de todo lo que hicimos por ti, ¿estás bien?, te noto algo.
-¿Tenso?, no, es que iba muy entretenido.
-¡Te he visto!, casi matas a ese niño negro.
-¿Era negro?
-¡Claro!, no cambias más, la madre juraba en hebreo, tenías que verla, según caminaba pude escuchar algo de racismo, son así, no te pongas mal.
-¿Era negro?
-Sí, Ed, ¿te sientes bien?
-¿Yo?
-Sí, tú, cuanto tiempo mi amigo, mucho tiempo, casi pierdo esta oportunidad, no sé porqué se me ha ocurrido doblar en esta esquina, siempre voy por otro camino pero por cosas de la vida he cogido este y mira, ¡aquí estamos después de tanto tiempo!_la vida suele ser así de caprichosa, temo que la culpa es mía, lo he recordado hace unos minutos, la telepatía es un mal universal, aunque todavía no lo aceptemos ya podemos hablar sin hablar.
-El tiempo.
-Ed, mírame, hablo del tiempo que pasó desde aquello, todo el mundo estuvo detrás de ti pero no sé cómo lo hiciste pero lo hiciste.
-¿Qué hice, Less?
-Esconderte, la policía estuvo indagando hasta que uno de tus familiares les explicó bien lo que habías decidido, el resto de mortales tuvimos que conformarnos con saberte vivo.
-No sé de lo que hablas Less, de hecho, no sé muy bien quien eres.
-Vamos, deja ya las tonterías, me veo distinto, pasaron ya nueve años pero sigo siendo Less, ¿tan viejo me veo?
-No es eso Less, solo que no te recuerdo completamente.
-Yo te ayudé a publicar el primer libro, luego llegaron dos editores más, uno de Hungría y otro de América, nos peleamos durante meses en las cadenas de televisión por los derechos de la obra. No pienso seguir con esta farsa, tú sabes muy bien quien soy y se acabó... tienes algo que me pertenece.
-No tengo nada, soy pobre.
-Nada de eso, eres inmensamente rico.
-Vivo bajo un puente junto al monte.
-Es mentira.
-Solo sé volver allí, tengo tu nombre escrito en algunas hojas que me quedaron en un bolso marrón, algo puedo percibir de lo que eras. No puedo quitarme el chocolate caliente de mi cabeza, lo siento, debo irme.
-¡Ven aquí!, tengo algo que darte, es muy importante.
-Quédatelo, a ti te hará falta, yo hace tiempo que me olvidé de todo.
-¿Qué le digo a Dios cuando muera?, no puedo permitirme dejarte solo otra vez, Ed, tu obra pide que la escupas, que vuelvas a la literatura, eres increíblemente joven, no me dejes aíslado, leyéndote como un desesperado, imaginando que todos los problemas pueden disiparse con la lectura, ¿qué le digo a Dios cuando llegue el final?
-Dile que eres humano y que no le crees eso de que creó el mundo en siete días.

viernes, 12 de marzo de 2010

Folson 9

2 de septiembre, New York city, 9 Folson ST.

Llevo años sin responder, lo sé, no lo pienses así, tengo cien películas que pueden gustarte, te las relataría en nueve fascículos y serías un hombre feliz, pero no, aumento mis expectativas solo con intentar decirte la verdad.

Desde que nací fui un inadaptado, maté, violé en la guerra y pude salvar vidas que prefiero olvidar, sus rostros me llaman por las noches y a veces por la mañanas mientras me busco en el horizonte perlado que amo observar. Pensarás que miento, ahora mismo tu enano interior te obliga a odiarme, en este instante te preguntas una y otra vez cómo será mi barba de tres semanas, el abrazarme un domingo a la mañana o simplemente verme esperarte en alguna esquina. Lo siento hijo, de verdad lo siento mucho, aunque todo el amor me reintegre con tus pensamientos, yo, tu padre, estoy fuera, muy lejos de este mundo material. ¿Qué estoy diciendo?, ¿eso piensas?, síentate, esto recién comienza, vete a buscar unos refrescos, coge comida para un día entero, lo tengo estudiado, no vas a moverte del sofá, no a menos que lo hagas para sentarte en el baño a defecar lo ingerido anteriormente. No quiero que pienses que todo esto es para meterme en tu mente y utilizarte como supuestamente lo hice con tu madre, recuerda que esto va a ser para largo. Vamos, ve a por esa comida y si puedes ve al baño también, todo lo que diga a partir de unos folios cambiarán tu vida para siempre, y tienes que seguirme al dedillo, la información que existe en este instante entre tu y yo es esta, estas hojas con millones de palabras, solo tienes que leer de corrido sin interrupciones ni saltos de páginas, te conozco, vas a intentarlo pero perderás mucha más información ya que he diseñado cada hoja con un fin, no comprenderás nada al fin si no lo haces tal y como te lo describo. Ve de una vez hijo.

¿Ya está?, perfecto, ¿recuerdas a Mollie la mujer de Paul de la calle seis?, tenían una casa con jardín de rosas blancas, el camino sin sus baldosas al final, aquél cuadro de Jesús dentro de la ventana, ¿estás mentalmente allí?, seguro que no, es mucho tiempo atrás. Tengo más datos, ella era morena, ojos claros, verdes quizás, tenía un escote atrevido siempre, las faldas habitualmente eran floreadas y sus manos blancas de pianista con las uñas moradas a tono con las flores que vestía. Tengo más, la madera del hall de entrada estaba podrida, solían tener suelto al perro... ¿qué raza era?, ¡ese!, Junior C, ese perro, muy bien, lo has recordado, ¿qué cómo lo sé?, tranquilo no sufras, no estoy dentro tuyo, soy tu padre, reconozco la lógica de tus cuestionamientos primarios, es normal que pueda promover, preparar y confeccionar todo este relato para que caigas en mi redes paternales pero no, no me preguntes el cómo, solo lo hago, es como si pudiese ver la lata de cerveza que tienes junto a la mesa y no la de refresco que yo supuse que tendrías, ¿magia?, no, nada de eso, vamos a suponer los dos que yo estoy junto a ti como un espectro y puedo escribir esto mientras tu piensas, en ese micro segundo yo actúo y le doy sensación de presente a lo que en realidad es pasado y presente simultáneamente. Ya lo sé, y no estoy loco, relájate y deja ya de botar como un desquiciado, yo soy tu y es una forma de manifestación indiscutible. Debemos hablar, y lo he dicho antes, de corrido, sin movimientos, sin gritos ni pataleos. Estábamos en la casa de Mollie, allí dentro teníamos unas fotos con la familia, necesito que te acerques con tus pensamientos y veas algo que no puedo ver. Es importante que me lo digas, o que lo susurres.

-¡NO VOY A CAER OTRA VEZ!, ¿Dios?, ¿existes?, seguro lo has puesto en este papel asqueroso que hace que habla conmigo, ¡estás muerto maldito idiota!, eras un alcohólico, ¿quién crees que era para volver así?, lo que me falta es que seas un señor cuando fuiste un animal de feria.¡Vete de una maldita vez de esta casa!_mientras gritaba desaforado desde el otro lado del cristal se oían susurros.-¡Calla ya!, no quiero leer más, no pienso leer más._el sofá blanco estaba repleto de patatas y bebida. Desde detrás del cristal algunas voces tomaron fuerza para expresar su análisis.
-El individuo manifiesta descontento, las hojas en blanco representan recuerdos... la información concuerda con la muerte de la señora Mollie Paterson a las ocho y treinta del día de ayer, tenemos personal estudiando el escenario del crimen._otra de las voces tapa a la primera.
-Debemos prestar atención ahora mismo, señores, estamos en presencia de un hecho magnífico, la ciencia al fin manifiesta todo su esplendor en un ser humano. Cierren las puertas y abran las ventanas, que despierte del trance, tres dosis de benzodiacepina, necesitamos el ensayo general de la obra de mañana, el asesino cree poder continuar._ las voces se apagaron entre lamentos y lágrimas.

miércoles, 10 de marzo de 2010

La lectura de William Van Dock.

-Estoy así, cansada, me encantaría tener tu paz, te veo y me proyecto, me elijo entre miles de hombres... pero no, soy esta, ¿no soñaste con ser mujer?, no me mires así, seguro lo pensaste entre sueños, o alguna tarde aburrido sin jugar a nada._Eposi mantuvo el silencio valorativo para contemplar así un gesto de evidencia, una respuesta sin palabras, ella era un alma blanca, observadora, Ateh, sin embargo cargaba una negatividad excesiva, el combate lo había dejado al borde del sueño, aunque ella se negaba a dejarlo descansar, necesitaba soltar su verborrea incansable para conciliar el sueño.-Dime que sí, estoy segura que sí, no mientas Ateh, conozco lo que intentas decir.
-Deja ya de molestarme, casi me asesinan, me he salvado gracias a una caída inesperada, mi asesino cayó contra una rama afilada y me convertí en el vencedor por accidente, nadie lo ha notado, pero sé que ha sido así. Por favor Eposi, déjame dormir, necesito olvidarme de su rostro antes de caer, su furia era aberrante, no sé que pensaba hacerme esa pobre víctima.
-Eres cobarde Ateh, daría todo por cambiar nuestros cuerpos en el combate, mordería sus músculos hasta desgarrarlos, mi condena es esta vida, pienso irme Ateh, contra todas las voluntades que se enfrenten a mi decisión.
-Estás fuera de ti, eso sí, nunca estás donde tienes que estar, Eposi, duerme amor mío, las estrellas piden clemencia ante tu impaciencia, algún día quizás te conviertas en una guerrera, el pueblo pide a gritos un mártir.

William llevaba cinco horas sin detenerse, leía a veces olvidando respirar, su poder creativo explotaba a cada palabra, no existía ninguna máquina capaz de emular sus escenarios, sus mundos brotaban incansables. Era tarde, quizás las tres de la madrugada, mala hora para una lectura apasionada.

-¡He dicho que duermas!, siempre me haces lo mismo, tengo que trabajar, tu padre no deja de roncar y tu haciendo ruido con los pies, ¡te he dicho que dejes de leer!, no sé en qué pensaba cuando me dejé engañar por tu padre._cerró la puerta enfurecida, afectada por el mal sueño y la rabia de convivir con aquellos asiduos maniáticos.
-Mamá... mamá, solo un minuto más.
-¡Cállate bola de carne!, cállate y duerme o no te reconocerás mañana de los golpes que pienso darte... ¡Dios!, ¿qué enseñan en ese colegio?, ¡Dios!, un día pienso dejarlos solos, estoy harta.
-Mamá.
-¡Tápate y duerme enano de circo!, ¿¡no me oyes!?, que duermas he dicho.

martes, 9 de marzo de 2010

¡Bum-Bum-Bush! and Obama´s club y el psico Fidel.

-Pensaba que eras un pigmeo universitario, no un teniente de selva y disparos distraídos._ estaban de pie, detenidos en las posturas más cómodas para dejar pasar el tiempo mientras esperaban ansiosos el final de la jornada de trabajo.
-Cuatro bajas causé, pum, pum, pum y pum, así nomás, parecían maderas de árboles volando._ una posible clienta pasó junto a ellos mirando los letreros que anunciaban la comida rápida que dispensaban cada día, al verlos tan concentrados se quedó tranquila, ya no iban a obligarle a comer por compromiso, apuró el paso hasta perderse en el corredor, tras el expositor digital que anunciaba perfumes que usaban los símbolos sexuales de moda.
-No me lo puedo creer, ¿tú haciendo eso?, por Dios, madre mía, ¿en qué pensabas?, yo no podría dormir con tanta muerte en mis espaldas, ¿no piensas que mataste las ideas de un hombre?, bueno, de ¡cuatro!_el más alto cruzó sus manos detrás de su espalda para descansar los hombros, por dentro le invadió un temor a los disparos desprevenidos, lo miró fijamente para intentar encontrar culpa en la persona que creía sana y pura. Su asombro era una firma falsificada en el relato verídico de su compañero, él quería decirle que era una mierda de persona pero solo le salía la sonrisa de apariencias y buenas costumbres.
-Matar o morir, esos hijos de puta mal paridos habían destrozado poblados enteros con minas anti persona, vi morir a un niño en los brazos de su padre, corriendo entre las bombas buscando vida para su hijo, destrozado él no dejaba de correr para salvarlo, por eso matábamos a esos degenerados._una gota de sudor recorrió su axila hasta fundirse en la tela de algodón de la camisa de trabajo. Su compañero, perdido entre recuerdos soltó una sonrisa franca como todas las anteriores, el más alto apretó fuerte su brazo derecho soltando energía de choque y expiró todo su aire buscando una alternativa de despresurización.
-Es que eso es tan... duro... no sé qué palabra sirve para acotar esto, yo no podría Rodolfo, para mi es tan..._ el más bajo miró al techo enfocado en una luz alógena, el más alto se entretuvo con el suelo contando con los dedos de sus pies cuentas mentales de distracción.
-Hay algo en la película de Forrest... la parte de la jungla, ¿sabes la que te digo?_su compañero le asiente complaciente y algo agotado por la catarata de imágenes que se había creado de la guerra.-en medio de la selva, por la noche, cuando llovía a cántaros, pensaba, ¿qué estoy haciendo aquí culo cagado?, eso era tenaz, uy hijo de puta, eso no había quien le aguante, pero siempre, aparecían las estrellas y se limpiaba el cielo de un rato a otro... como en esa película, cada vez que la veo vuelvo a la selva... no fue tontería, dos años en medio de la selva, a veces bajábamos a por víveres vestidos de civiles y comprobábamos que todo estuviese bien. Pero sí que maté, y nos mataron.
-¿Sí?_su atención volvió a sus ojos, sentía que la balanza de la vida hacía lo suyo, se alivió instantáneamente, como si todas esas muertes se cancelaran como los números negativos y positivos de una ecuación.
-Cayeron de mi pelotón, dos, pero sí que los sufrí macho, esos eran mis pequeños, la pasé mal huevón, la selva en Colombia es dura, póngale cuidado, muy dura._la música ambiente del centro comercial seguí su rueda continua de entretenimiento fuera de tiempo. El sonido de las sillas chirriando con las baldosas brillantes lo devolvió a la realidad del verdadero relato en sus vidas, de la verdadera lucha diaria por sobrevivir en una selva asfáltica y con miles de animales carroñeros esperando devorar todas sus intenciones de éxito.-Las guerras son malas huevón, no le recomiendo, eso estaba bacano pero tocaba pringar mucho huevón, yo lo dejé por la puta espalda, me dieron de baja por tener escoliosis lumbar, estuve jodido mucho tiempo, pero me quedó la pensión de por vida, un millón al mes, allí está bien.
-La guerra es simplemente el eje del poder más evidente, es la lucha del pobre contra el pobre en una sin fin de sin sentidos, a decir mejor sí tienen sentido las guerras... el dinero. Hablan de terrorismo cuando el primer acto terrorista es avanzar a tiro limpio contra civiles en un capital de un país. Todos los gobiernos están enlazados entre sí, dan muerte sin pensar nada más que en dinero. SON LA PEOR MIERDA QUE EXISTE EN NUESTRA ESPECIE.
-La guerra es la evolución.
-¿Qué estás diciendo?, tu no estás bien.
-La guerra da frutos tras la devastación.
-Estás loco, de remate, Rodolfo, lo que dices es muy grave.
-Pues es lo que pienso maricón.
-Está bien, vamos es hora de recoger, si no apuramos nos dan la una de la mañana.

domingo, 7 de marzo de 2010

El abrazo milenario de un árbol que decía adiós.

Juntamos hojas desde la mañana, en silencio, buscando los sonidos del viento al mecer el bosque, éramos dos organismos derivados, dos engendros despreciados por un pueblo injusto y enfermo. Habíamos perdidos horas sin decirnos nada, los silencios nos alimentaban las miradas, las volvían temerosas y amenazantes por momentos, no hubo en aquella tarde de grises azulados expresiones directas, no queríamos traspasar las virtualidad concreta que nos separaba invisiblemente. Ya era mucho aguantar la soledad en compañía, sobreviviendo a tempestades y ciclones con mañana de nieve, era el peor de los pronósticos que habíamos sopesado antes de anunciarnos en la plaza tras años de cautiverio ecléctico. Todavía sonrío evidenciando los restos de azotes pintados en recuerdos dañados, escribo estas líneas para poder recordarla a la perfección, aún sin describirla evoco todas sus expresiones sin error alguno, como si cada letra que ahora mismo se desprende de mi boca fuese una coordenada dentro de mi mapa neuronal.
Siento el frío que me inmovilizaba al cobijarla, mi espalda sufre hoy los embates de los vientos huracanados, las marcas son el daño colateral, la insignia de la memoria sensorial de mi cuerpo, aún así, con todo el sufrimiento, no cambiaría un parpadeo de su olor. Respiraba con su nariz pegada a la mía, gemía de miedo todas las noches mientras yo pensaba en la pasión que podía ofrecerle para dejar atrás el sufrimiento de nuestra naturaleza.
Tengo las voces del pueblo aunadas en un coro horrendo. ¿Quién determina la belleza de una civilización?

-¡Cortadle las cabezas!, van a contaminarnos, nuestros hijos nacerán enfermos, ¡fuera, bestias!, ¡el amor de Dios no contempla el fallo!, ¡Dios es perfección!, mátadlos, matádlos y aliviad al pueblo._Creían que forzaríamos el cambio de una forma abrupta, comenzando en modificar a la civilización, sus temores fueron luego los de ella al gemir soñando con la muerte sin reconocer siquiera el filo de la vida, la matriz real del sentimiento al respirar. Su consciencia se acabó en aquella plaza y jamás volvió a gestualizar una expresión o diálogo interno, al menos no frente a mi.

El comienzo de un fin puede determinarse de tantas maneras que no cabrían folios en el mundo para detallarlos, estábamos hechos para el comienzo de la misión pacificadora. ¿Quién determina la extinción de millones de razas orgánicas?, es Dios que tanto magnificaban en sus plegarías no hacía más que evadir su puesto de relevancia. Allí, en aquél tronco recostado que visualizo nos mirábamos por horas, incluso días por temporadas, recuerdo gritar fuera de mi al encontrarme sin ella cuando me dejaba por unos minutos para acomodar las hojas secas. Lloraba reencontrándome con mi verdadera misión, mi futuro escrito que solo podía demorar para estar con ella, mi compañera de destino. Hubo un humano, uno solo de los miles que se reunieron, minutos antes de salir a la plaza se atrevió a ingresar al calabozo, sus ojos, esos brillos de plenitud, el vigor de la verdad, el yugo de la tentación por contradecir al mundo y cumplir consigo mismo, veo su cabellos ondear al sentarse junto a mí, la bestia que tenía el número marcado a fuego en la frente.

-No temas, deseo pedirte algo, no temas, me quedaré junto a las barras de acero para que puedas comprender, señor, que mi acto de valentía corresponde a una fe que desconozco, a una motivación lejana a mis creencias y conocimientos. Tengo solo unos minutos... oh, señor de las tierras lejanas, del imperio desconocido, acabo de conocer mi final, sus manos son el portal a aquélla imagen que no deja de presentarse en todas las noches de sueños con ojos abiertos. Sé, señor mío, lo sé, no hay nada ni nadie que pueda compararse a su belleza, lo reconozco, sé quién es y quiero que su cuerpo acabe con mi estado primitivo de vida, mi físico rasgado por las bestias mundanas de estas tierras enfermas pide deshacerse entre los insectos y animales que corresponden a un status mil millonario de deformaciones. Toque mi frente, bésela si quiere, abra mi corazón con mi espada y extirpe toda mi alma para guardarla, ¿puede hacer eso por mi, señor mío?_ Los cánticos alentados por esos seres de armaduras oxidadas eran los suspiros del miedo, sabían que podía con todas sus mediocres técnicas de defensa pero aún así, suspiraban enérgicos engañados por sus falsas personalidades enmarañadas en la colectividad.

Durante miles de días estuve abrazado a un árbol singular, fue poco después de acabar con su vida, gracias a su sangre pude morir frente a ese millar de incrédulos, dejé que escupan su energía voltaica e ineficiente durante unos cientos de segundos hasta fallecer al completo. Recuerdo oírlos discutir sobre si quemarme o dejarme pudrirme en el bosque, otros pocos habían propuesto soltarme en el mar para alimentar a otras bestias de las profundidades, la decisión final fue dejarme sobre una plataforma de madera durante la noche en que logré perderme en el bosque.

Estoy decidido a comenzar lo que tuve por designio hace miles de años, debo explicaciones, aunque no hay nada que me impida dejarlos vivir, ¿por qué?, ¿¡por qué haría tamaña estupidez!? Pronto los gases se desplegarán por el aire y las aguas, en cuestión de minutos volveré a verla, esté donde esté, su misión sigue siendo acompañarme en la travesía. Espero que esta vez vuelva con palabras, con susurros humanos capaces de volver a germinar estas tierras con un nuevo germen más eficaz. El nuevo diseño lo llevo dentro, la energía se distribuirá sintetizando la vida con la continuidad de mis antepasados previsores. ¿Dónde estás?, el silencio de la victoria será nuestro al mirarnos con esos ojos que nos regalaron.

miércoles, 3 de marzo de 2010

El final abierto de una muerte sin anuncios ni comentarios.

-Me muerdo los labios, lo gritaría en el metro a las ocho de la mañana, es que me puede, ¿de dónde sacas todas esas cosas?, perdóname, no soy muy... es que me diccionario tiene pocas palabras, mi padre solo nos permitía escuchar sus sesiones de piano absurdas, antes de dormir... uy perdóname, es que no dejo de verlo, tengo la luz apagada para relajarme y mira, no hago más que torturarme, perdona. Te decía, son increíbles, absolutamente absorbentes, esas historias no hacen más que enamorarme._ la habitación olía a semen desparramado con deseo mental.
-Son retazos de lo que puedo transmitirte, contigo desaparecen las muertes que me rodean y los sacos de sangre que veo derramarse día y noche.
-Ya tienes treinta seguidores, hablan de ti en algunos portales, a ver si te vuelves...
-Atentas en contra de mis sentimientos, puedo establecer permisos de acceso, está levantando demasiado vuelo y me incomoda.
-¿Qué?, de eso nada, ¿a qué temes?, tu literatura es un don del mundo, aparte si cierras el acceso muchas personas se encargarán de investigar y llegar a la raíz, eso quizás sea peor. Así de público está bien, yo sé que son para mi, y lo juro Danield, juro por Dios que no hay ningún autor en el mundo que haga tantas modificaciones emocionales en mi cuerpo en cuestión de minutos.
-El sedimento del cual nacen esas vidas son gérmenes del amor, frutos de naturalezas creadas solo para ti, sin tu imagen en mi mente, sin tus acciones mundanas enfrentando las delicias del placer, no habría nada, cabría el átomo de la creación en un cuenco de cristal, sería la contradicción de mi verdadera existencia. Amo tus abrazos que no reconozco tras el paso de la experiencia sensitiva, me deleito con tu voz sin ser receptor de tus sílabas silbadas con el perfume de tu boca._ un silbido intenso pero lejano los dejó en silencio por unos segundos, el retardo, la espera sirvió para comprender las últimas palabras, los dos estaban unidos, a pesar de la verdadera kilométrica distancia.
-Tu blog va a llegar muy lejos Danield, el amor fluye, pero sin esos dibujos que todos los días nos revuelven el estómago, estoy plenamente enamorada, si supiera de ti, si alguna de estas noches fuese la verdadera, esa en la que realmente cumplo mi sueño de conocerte y tocarte definitivamente.
-El amor es el tacto inexistente, nos revuelve, revoluciona, nos obliga a querer destrozarnos los cuerpos buscando el verdadero sentido, aún besándote con la pasión que ahora mismo suelto en mis dedos, aún así me encontraría limitado, frustrado... puedo regalarte millones de besos y caricias al levantarnos en nuestro lecho de amor, podría incluso enseñarte los secretos más profundos de mi mente... pero nunca sería igual, Lilian, estoy dentro tuyo, en esas líneas imaginarias._encendió la luz repleta de lágrimas, golpeando furiosa la almohada, soltando mucosidad sin gesto alguno de limpieza. Derrotada, silenciosa hasta la agonía, giró su cuerpo para acomodarlo suavemente sobre la sábana azul aterciopelada, al hacerlo el perfume la invadió retornándola en una de sus historias favoritas.
-¿Y el día que te mueras?, no habrá más historias para enlazarme con tu alma.
-Ese día, vestirás de blanco, caminarás por una playa de rocas volcánicas y leerás desde el principio cada una de aquellas epopeyas sexuales.
-Eres... me duelen los ojos de llorar, me arden, Danield... tengo una pregunta, no quiero que te incomodes.
-Dime, no hay nada que me deje fuera de éste círculo perfecto trazado a nuestro alrededor.
-¿Eres Danield realmente?, digo, ¿vives en Cranbrook?
-Ya hemos hablado sobre esto Lilian.
-Pero.
-No hay excusas, es un tema que me deja en un camino incierto entre el abismo de la desconfianza y la pared de un amor mundano.
-¡Perdona!, perdona, me pongo un poco estúpida cuando lloro, me duele la cabeza, necesito comer unas galletas, las de limón que me preparaba mi madre, oh, cómo la extraño, ¡quiero verte!, no es justo que viva así, encerrada sin comer ni dormir... esperando que tus historias me devuelvan la vida... no puedo vivir de las letras, me siento enferma Danield.
-¿No has oído algo?, estás atenta a mi suspiro y no al ordenador.
-¿Qué?, ¿¡qué es!?, ¿un regalo?
-Es más que eso, es tu ración... debo irme, no puedo seguir hablando, creo que...
-¿Qué?, ¿Danield?, me preocupas, ¿qué sucede?
-Nada, lee, sueña, anida toda esa energía en un motivo que te haga respirar de nuevo.
-Sin ti, ¿Danield?, ¿te has ido?... no puedo moverme, necesito ayuda, ¡Danield!, no cuelgues mi amor, necesito ayuda, ya no puedo vivir de las letras... no más... ¿podré encontrarte allí?, ¡háblame Danield!, ¿mi amor?... ya no puedo comer letras, no existen más que en mis pensamientos, muero de amor Danield..._ el borde del teléfono golpeó su rostro de piel y huesos, sus ojos se entrecerraron buscando lectura mientras que sus piernas se vencieron sin fuerza alguna para andar... entre apagones fugaces y líneas entre imágenes distorsionadas por el mal funcionamiento supo que la última historia no era precisamente la actualización del blog...
-¿¡Harold!?, sube, ya tienes la cena preparada, ¡Harold!, las niñas te esperan... ¿¡Y qué te dije de la limpieza!?, huele a mil demonios, ¡como se me ocurra bajar, ya verás la que te espera!
-Ya estoy, ponme el plato sobre la mesa que cuando termine de echar humo estaré allí.
-Más te vale._subió sus pantalones haciendo ruido con el cinturón, limpió rápidamente los restos de su semen sobre la camiseta blanca y bostezó cansado de la oscuridad. En el brillo del ordenador volvió a leer las últimas palabras de su actualización... pensó en el verdadero nombre que ella tanto le pedía desde hacía ya nueve años, sonrió viéndola caminar sobre un cesped amarillo similar al de su vecino en otoño, sonrió desprendiendo una leve sensación de relleno sintomático pasajero que se le disipó tras subir el tercer escalón hacia la planta baja de su hogar, donde le esperaba su verdadera vida reiterativa e insuficiente.

martes, 2 de marzo de 2010

La superposición lineal, una armonía horrenda.

-Le dije, ¡qué sí!, fui clara al hablar, mi euskera es básico pero efectivo. Déjalo así, es igual, todo lo que pueda decirte vas a entenderlo como quieras, es un momento perfecto para relajarme y olvidarme de tu cara por unos días. Cuando se te pase el viaje inspirador me llamas, y no me molestes más con esto, se lo dije y punto. Agur._un minuto más y escupo sangre por el tubo, alguna infección le vendría bien a ese lunático.

La copa, mis fotografías, esos relieves que buscaba en las texturas naturales, años, el tiempo me rasgó la piel víctima del lobo hambriento de mi bosque interior, amándome pero odiándome, vida, más vida, menos vida al dormir, ¿qué decirme cuando el dolor es el mejor efecto somnífero? La copa contiene las ondas, van y vuelven mientras yo juego con ellas golpeando la mesa, la madera muerta me enseña sus vetas de vida, sus grietas temporales. Tiene fuerza, resiste ante todo, ese ojo no quiere dormir, ya no me tiembla el pulso, ¿por qué librarme de las pesadillas cuando no sé qué es lo que contengo en esta mente?

-¿Sí?_simulo un piano sobre la madera y las ondas del vino se vuelven más densas, ¿soy yo?, del otro lado del teléfono se oye el bendito ruido de línea.
-¿Mariana?_¿él?, ¿él?, ¿¡él!?... se me ha secado la boca y encogido el estómago instantáneamente.
-Si te he dicho que te calles, que no me hables, que te fueras, que me dejes, que te ahogues en cualquier mar menos en nuestra ducha, no es posible que tengas el valor de llamarme después de todo lo que ha pasado.
-Mariana, el amor es un misterio aberrante, una insignia de las nuevas ciencias y las antiguas brujerías, Mariana, sigo aquí y no pienso dejarte.
-¡Cállate hijo de puta!, ¿cómo puedes llamarme después de todo?, ¡cállate!, no estoy loca... no...
-Contigo me olvido de las manifestaciones del planeta, de las muertes inminentes, del Apocalipsis bíblico y de las profecías Mayas, contigo me uno en un universo alterno en el que no hay dolor ni olvido, y allí estoy Mariana, esperándote. Mi amor no reconoce el límite físico que intenta arropar el cuerpo para que no flotemos felices, lo mío es particular, nada se le parece Mariana, y tus ojos me ayudan a contemplar esa dicha estelar que nos rehace en un viaje infinito hacia el desconocimiento absoluto, sin nihilismo futurista ni conspiraciones religiosas. Hay tantas energías que desconoces Mariana.
-Viviste para adormecerme detrás tuyo, silenciándome día a día con tus golpes de razón sobre la vida y la muerte, ¡te amaba!, de verdad que lo hacía sin lógica alguna, pese a todas las observaciones de mi grupo, mi familia... ¡Estás lejos y te puedo ver!, me miras, ¿qué te he hecho para que no me dejes soñar despierta?, dímelo, ¡dímelo!
-Aunque mis arterias no irriguen la vida y mis pensamientos se esfumen, aunque caiga desplomado sin razón aparente, aún así podría continuar mi amor, mi viaje contigo.
-¡Es mentira!, prefiero morirme a volver a oirte, no es posible, ¿quién habla?
-Soy yo Mariana, el que miras atónita con tu copa esperando ser bebida lentamente.
-¡Te he matado enfermo psicópata!, estás fuera de mi mundo, ¡estás muerto!, ¡muerto!, nada puede acercarte a mi, no te quiero, no te acerques, te odié cuando clausuraste mi beca por tus sinfonías simplistas y de medio pelo. ¡Yo tenía el don para llegar lejos y tú me lo quitaste, hijo de puta!, eres un enfermo, te he quitado esa voz, no me hablas, no es posible, te he callado porque tu verdad era una infamia reiterativa, un mensaje de alerta hacia un universo precavido con miles de años de evolución verdadera.
-Mariana, el amor es un disfraz químico que ha pasado las fronteras del tiempo y el espacio, ciérrame los ojos, te veo muy triste, bebe esa copa y tírame en el primer río que quieras, tienes tres, y recuerda, el último era el nuestro, el del primer beso.