lunes, 15 de marzo de 2010

Las directrices del viento.

Cien millones de habitantes acaban de digerir una tostada al mismo tiempo, ciento un millones de habitantes terrestres acaban de ir al baño en un bar de centro comercial. Una, dos, tres, pam, pam, pam, pum, y las tres que tenía para aliviar se me fueron por atrás... pam, pam, pum y pum, esa me está mirando, ¿qué le podría decir a una mujer que se da vuelta para mirarme desde abajo hasta arriba, incluida mis entradas?, pim, pim, pum, pum, pam, tac, tacata, tac, plaf, plaf, tum, tum, tumtum, placa, pla, pla, pulilulu, lala, plum, plum... ¿qué mira ese engendro de feria? Los edificios no se han levantado bien, están sucios, seguro van a resfriarse y a escupir a todos esos enfermos por el trabajo. Me quedan diez minutos en cuesta arriba, ¿quién quiere caminar tanto con tantos coches?, espero que fabriquen en masa esos vehículos verticales... pim, pum, pim, pum, tacatac, tac.

-¡Mira por donde vas, idiota!, casi matas al niño._ a veces los matan ellos al no mirar lo que están haciendo, hace unos meses un niño se ahogó en su coche, ella destrozada por el estrés olvidó dejarlo en la guardería, ¿por qué no puedo golpearlo sin querer?, es que la gente es lo que es y no pienso darle más vueltas.Me vibran los pantalones, no, es el corazón, el bolsillo de mi chaqueta, qué sucios están los edificios hoy, se dejan día tras día hasta que la naturaleza ejerza la fuerza devastadora, en esos instantes recordarán esa mañana que pensaban diseñar vallas contra inundaciones y mareas altas.-¿Quién?, hola, hable..._números desconocidos y alarmas silenciosas, adoro mi época.-¿Ed?_hace mucho tiempo que no oigo ese mote, sigo caminando, tengo ganas de tomarme un chocolate caliente, sí, con mucha espumita, y esos bizcochos que... no mejor bizcochos no, me dan mucho trabajo, pero esas tostadas integrales para compensar no estarían nada mal.-¿Ed?_no me digas que me sigue, no, me cago en todo lo que tengo frente a mis ojos, esta ciudad se vuelve cada vez más pequeña.-¿Ed?_ lo tengo cerca, seguro va a...-Ed, soy yo, Less, ¡Ed!_no hay vuelta atrás.
-Hola._me duele la cabeza, estoy hirviendo y me quema la piel de toda la cara, quiero catapultarme lo más alto que pueda y no me importa no pensar en la caída, será menos dolorosa.
-¿Así me recibes?, después de todo lo que hicimos por ti, ¿estás bien?, te noto algo.
-¿Tenso?, no, es que iba muy entretenido.
-¡Te he visto!, casi matas a ese niño negro.
-¿Era negro?
-¡Claro!, no cambias más, la madre juraba en hebreo, tenías que verla, según caminaba pude escuchar algo de racismo, son así, no te pongas mal.
-¿Era negro?
-Sí, Ed, ¿te sientes bien?
-¿Yo?
-Sí, tú, cuanto tiempo mi amigo, mucho tiempo, casi pierdo esta oportunidad, no sé porqué se me ha ocurrido doblar en esta esquina, siempre voy por otro camino pero por cosas de la vida he cogido este y mira, ¡aquí estamos después de tanto tiempo!_la vida suele ser así de caprichosa, temo que la culpa es mía, lo he recordado hace unos minutos, la telepatía es un mal universal, aunque todavía no lo aceptemos ya podemos hablar sin hablar.
-El tiempo.
-Ed, mírame, hablo del tiempo que pasó desde aquello, todo el mundo estuvo detrás de ti pero no sé cómo lo hiciste pero lo hiciste.
-¿Qué hice, Less?
-Esconderte, la policía estuvo indagando hasta que uno de tus familiares les explicó bien lo que habías decidido, el resto de mortales tuvimos que conformarnos con saberte vivo.
-No sé de lo que hablas Less, de hecho, no sé muy bien quien eres.
-Vamos, deja ya las tonterías, me veo distinto, pasaron ya nueve años pero sigo siendo Less, ¿tan viejo me veo?
-No es eso Less, solo que no te recuerdo completamente.
-Yo te ayudé a publicar el primer libro, luego llegaron dos editores más, uno de Hungría y otro de América, nos peleamos durante meses en las cadenas de televisión por los derechos de la obra. No pienso seguir con esta farsa, tú sabes muy bien quien soy y se acabó... tienes algo que me pertenece.
-No tengo nada, soy pobre.
-Nada de eso, eres inmensamente rico.
-Vivo bajo un puente junto al monte.
-Es mentira.
-Solo sé volver allí, tengo tu nombre escrito en algunas hojas que me quedaron en un bolso marrón, algo puedo percibir de lo que eras. No puedo quitarme el chocolate caliente de mi cabeza, lo siento, debo irme.
-¡Ven aquí!, tengo algo que darte, es muy importante.
-Quédatelo, a ti te hará falta, yo hace tiempo que me olvidé de todo.
-¿Qué le digo a Dios cuando muera?, no puedo permitirme dejarte solo otra vez, Ed, tu obra pide que la escupas, que vuelvas a la literatura, eres increíblemente joven, no me dejes aíslado, leyéndote como un desesperado, imaginando que todos los problemas pueden disiparse con la lectura, ¿qué le digo a Dios cuando llegue el final?
-Dile que eres humano y que no le crees eso de que creó el mundo en siete días.