martes, 2 de marzo de 2010

La superposición lineal, una armonía horrenda.

-Le dije, ¡qué sí!, fui clara al hablar, mi euskera es básico pero efectivo. Déjalo así, es igual, todo lo que pueda decirte vas a entenderlo como quieras, es un momento perfecto para relajarme y olvidarme de tu cara por unos días. Cuando se te pase el viaje inspirador me llamas, y no me molestes más con esto, se lo dije y punto. Agur._un minuto más y escupo sangre por el tubo, alguna infección le vendría bien a ese lunático.

La copa, mis fotografías, esos relieves que buscaba en las texturas naturales, años, el tiempo me rasgó la piel víctima del lobo hambriento de mi bosque interior, amándome pero odiándome, vida, más vida, menos vida al dormir, ¿qué decirme cuando el dolor es el mejor efecto somnífero? La copa contiene las ondas, van y vuelven mientras yo juego con ellas golpeando la mesa, la madera muerta me enseña sus vetas de vida, sus grietas temporales. Tiene fuerza, resiste ante todo, ese ojo no quiere dormir, ya no me tiembla el pulso, ¿por qué librarme de las pesadillas cuando no sé qué es lo que contengo en esta mente?

-¿Sí?_simulo un piano sobre la madera y las ondas del vino se vuelven más densas, ¿soy yo?, del otro lado del teléfono se oye el bendito ruido de línea.
-¿Mariana?_¿él?, ¿él?, ¿¡él!?... se me ha secado la boca y encogido el estómago instantáneamente.
-Si te he dicho que te calles, que no me hables, que te fueras, que me dejes, que te ahogues en cualquier mar menos en nuestra ducha, no es posible que tengas el valor de llamarme después de todo lo que ha pasado.
-Mariana, el amor es un misterio aberrante, una insignia de las nuevas ciencias y las antiguas brujerías, Mariana, sigo aquí y no pienso dejarte.
-¡Cállate hijo de puta!, ¿cómo puedes llamarme después de todo?, ¡cállate!, no estoy loca... no...
-Contigo me olvido de las manifestaciones del planeta, de las muertes inminentes, del Apocalipsis bíblico y de las profecías Mayas, contigo me uno en un universo alterno en el que no hay dolor ni olvido, y allí estoy Mariana, esperándote. Mi amor no reconoce el límite físico que intenta arropar el cuerpo para que no flotemos felices, lo mío es particular, nada se le parece Mariana, y tus ojos me ayudan a contemplar esa dicha estelar que nos rehace en un viaje infinito hacia el desconocimiento absoluto, sin nihilismo futurista ni conspiraciones religiosas. Hay tantas energías que desconoces Mariana.
-Viviste para adormecerme detrás tuyo, silenciándome día a día con tus golpes de razón sobre la vida y la muerte, ¡te amaba!, de verdad que lo hacía sin lógica alguna, pese a todas las observaciones de mi grupo, mi familia... ¡Estás lejos y te puedo ver!, me miras, ¿qué te he hecho para que no me dejes soñar despierta?, dímelo, ¡dímelo!
-Aunque mis arterias no irriguen la vida y mis pensamientos se esfumen, aunque caiga desplomado sin razón aparente, aún así podría continuar mi amor, mi viaje contigo.
-¡Es mentira!, prefiero morirme a volver a oirte, no es posible, ¿quién habla?
-Soy yo Mariana, el que miras atónita con tu copa esperando ser bebida lentamente.
-¡Te he matado enfermo psicópata!, estás fuera de mi mundo, ¡estás muerto!, ¡muerto!, nada puede acercarte a mi, no te quiero, no te acerques, te odié cuando clausuraste mi beca por tus sinfonías simplistas y de medio pelo. ¡Yo tenía el don para llegar lejos y tú me lo quitaste, hijo de puta!, eres un enfermo, te he quitado esa voz, no me hablas, no es posible, te he callado porque tu verdad era una infamia reiterativa, un mensaje de alerta hacia un universo precavido con miles de años de evolución verdadera.
-Mariana, el amor es un disfraz químico que ha pasado las fronteras del tiempo y el espacio, ciérrame los ojos, te veo muy triste, bebe esa copa y tírame en el primer río que quieras, tienes tres, y recuerda, el último era el nuestro, el del primer beso.