miércoles, 20 de mayo de 2009

El fin de las palabras.


-¿Cuánto va a tardar?, es que no lo aguanto a tu hermano, siempre lo mismo, ¡no puede ser impuntual! ¡hoy no!, no me mires así, yo no soy la culpable, es tu hermano, es el mismo gilipollas de siempre, egoísta y soberbio, tu madre le dio todo, ahora que está metida en el ataúd y bien callada prefiere no venir, para que no escucharnos a nosotros, pero se va a enterar, yo no aguanto más tus silencios, siempre le pones tu carita de perro estúpido. ¿En qué piensas Caleb?, ¡mírame! no todas son sonrisas y abrazos. ¡Tú madre se ha muerto Caleb! ¿me oyes? ¡se ha muerto! y tu hermano no viene a verla... ¿te enteras?_ tengo ganas de golpearle la cara, de verdad, le golpearía su boca para que se hinche y se calle, puede ser tan dura por momentos, nunca lo haría, lo perdería todo por un rasguño, es muy lista, por eso estamos casados. En el taller siempre pienso en que habría sido de mí si hubiera continuado mi viaje, se me cae el cuerpo, tengo mucho sueño, no quiero escuchar lo mismo de siempre, no voy a discutir por dinero con mi hermano, que se lo quede todo.
-Tómate el café, así entramos, están todos esperándonos en la iglesia, tengo algo para contar._ están todos, mi madre es una mujer muy querida por su barrio, envidio toda la gente que ha venido a visitarla en su nuevo viaje.
-No hay nada que decir, tu madre no va a escucharte, a tu hermano tienes que decirle algo, a él sí, maldito egoísta, a ese sí, si tienes lo que tienes que tener le dirás todo lo que tienes que decirle de una vez por todas, ¿me oyes Caleb? John no solo piensa en él._ es curioso, pero el reloj está invertido, tiene en el centro una lata de cerveza, la aguja va en contra del sentido normal y los números igual, invertir las situaciones, controlar el tiempo, es curioso, me encantaría que ese reloj hiciera lo mismo con mi vida, moriría yo en los brazos de mi madre, la ley natural es dolorosa, es solo pasar la posta para perpetuar a una especie débil, limitada y dañina, pero mi madre no es así, nunca tuvo maldad, ni siquiera con los golpes de mi padre.
-Mira, deja ese café por favor, están esperando en la iglesia._ estamos a unos doscientos metros, es un día precioso, uno de esos en los que mi madre se dedica a fregar la ropa con sus manos y a colgarla en el jardín. La iglesia no tiene el lujo habitual, es eso lo que atrapó su alma, la gente es solo bondad, se despiden con sonrisas y abrazos. Mi mujer me intenta dar la mano, ¿por qué haría eso? no funciona así, no somos un vínculo, no somos nada, todos los días en el taller encuentro respuestas... Allan no puede perderme, yo no soy un cabrón como mi padre, ese hijo de puta va a morir hoy, así, sin mediar palabras, luego mi hermano, serán muertes limpias, con sonrisas.
-Y no va a venir, si no viene ¿qué vamos a hacer?_ me pregunta mi mujer muy preocupada y excesivamente disgustada por todo el año que le hizo perder mi madre con su enfermedad, en un punto puedo comprenderla, pero es injusto.
-Cariño, por favor, no me hables, no quiero hablar, no puedo, acaba de morir mi madre, están esperando en la iglesia para que me presente en su nombre y rememore sus actos, no voy a llegar tarde, John puede estar en Venecia, olvídate de él, quizás esté esquiando...
-Pero si le has avisado, no puede ser..._ sigo caminando más rápido, la dejo atrás, me grita, creo que llora, hoy ganaremos todos, solo que no lo sabe.

Me sorprende, es que no me imagino el día de mi muerte, ¿cuánta gente estará sentada mirando mi cuerpo quieto?, la señora Revens, los hijos de Clarence, los hermanos Hiddens. Hay otros que no vi en mi vida, seguro devotos de Dios o amigos de sus amigos. Las flores  tapan al tecladista, es un niño, le acaba de tocar el hombro el padre Holley, se han parado todos y me miran con sus ojos rojos y cansados, parecen tristes, les sonrío, quizás sea el mejor momento de mi vida, están agonizando en sus cuartos, puedo ver como dejan la vida y se unen a ella, allí no podrán ni mirarla, estará protegida... por su Señor protector.

-Buenos días, gracias... por favor no aplaudan, gracias, les agradezco estar aquí hoy honrando la muerte de mi madre... Claire Eccles... una mujer que soportó los golpes de la vida con una entereza envidiable, con la vitalidad de una luz que todo lo iluminaba, estando triste o feliz, una mujer que luchó por los derechos de muchos grupos de exclusión que integró con su tenacidad y protección sin derramar una gota de sangre y odio. Claire Eccles es una mujer, ¡esta mujer! vivió penurias injustas y aberrantes frente a sus hijos, para quienes la igualdad fue su primer mensaje, supo escapar del horror y levantar a este barrio en un grito de unión fraternal, todos aquí somos Eccles, somos hermanos de una mujer colosal de una sonrisa perfecta, con un interior forjado por el pensamiento  y la diversidad cultural, fue un ejemplo para todos nuestros hijos y lo será hasta el día que cierre lo ojos, su nombre estará grabado en cada uno de mis actos, con amor y un respeto unánime... Claire Eccles te despedimos, dejamos que tus sueños se hagan polvo y vuelen sobre nuestros hijos para poder ver el mundo por un segundo como tú lo veías... limpio de impurezas, exclusivamente Blanco... gracias, muchas gracias por estar aquí hoy... ahora celebraremos en nuestra casa... están todos invitados, solo habrá sonrisas y recuerdos gratos... ¡gracias!_ su rostro tiene arrugas que desconocía, nunca la vi detenerse así, incluso hace dos semanas, justo antes de su último desvanecimiento había dibujado un letrero para unos pequeños de la escuela, ¿cómo me veré yo en su mismo descanso?... están acabados, quizás sea impuntual hasta para morir... no es mi problema hoy... las dos pastillas tienen un efecto seguro, no hay nada que pueda detener lo inevitable... merecen dejar de respirar el mismo día que ella... quédate tranquila, no hay nada que me ate a este lugar, tengo un dinero ahorrado, puedo empezar de nuevo, Allan  tendrá una buena educación, este barrio sin tu mediación entrará en guerra en días, caerán los pilares que construiste, tu esfuerzo solo deja lágrimas, no hay nadie que pueda suplirte, y yo estoy cansado, John y el cabrón de tu marido están pagando por todo, tengo el dinero... es mucho, no le faltará de nada, no podré visitarte, es mi despedida, estarás en todos mis pensamientos, en mis recuerdos, nada nos separará, solo es tiempo madre, solo eso... Allan dice que te ama, me lo ha dicho hace unas horas, está el primero en la segunda fila, junto a la señora Parsons, lloran por ti, serás una leyenda en poco tiempo... te amo... adiós.