lunes, 20 de julio de 2009

Nixon y la cámara ingrávida.

-Mátalos, mañana quiero que estén durmiendo con Lincoln, ¿qué miras estúpido?, ¿es muy rápido?, diles que comiencen...
-Hace un año quizás era algo lógico, pero ¿ahora?, eran cuatro, podrían saberlo miles, no creo que sea posible, duerma, descanse, señor y por la mañana hablaremos del asunto.
-¡Los quiero muerto a todos!_ cayó contra la mesa derrotado, al instante fue asistido por su séquito de incompletos.
-Asegúrate que duerma bien, nada de tranquilizantes, está pasado... ¿qué voy a hacer?, ha perdido el norte, no tiene idea de lo que supone hacer lo que pide, no puede ser verdad. 

Fue así, aunque no lo sé, la memoria fragmenta tanto las leves impresiones que desconfío hasta de mi. Lo lamento, no puedo seguir hablando, el documental me parece fantástico pero la gente no oirá nada de lo que digan. No puedo seguir, he firmado una sentencia de muerte al venir aquí, no los demandaré pero haré algunas acusaciones en los periódicos, sino moriré antes de que publiquen el documental. Deben tener sumo cuidado.

En el estudio de la MGM.

-¿Hablas inglés o sigues pensando en Ucraniano?_baja del trípode gigante al terminar de acomodar el foco.
-¿Giro y salto?, me pesa mucho el traje, el arnés no está tirante._el director fuma sin cesar, está agotado aunque continúa racional, sabe que restan seis horas.
-¡Haz lo que quieras!, ¡canta una canción!, solo debes mantenerte en una línea, no puede pandear el movimiento se nota mucho, quieto, ¡quieto!, ¡ahora!, canta, me da igual... di cualquier sin sentido._ termina de hacer algunas fotos mientras piensa en lo duro que será el futuro.