miércoles, 15 de julio de 2009

La noche después del hundimiento.

-¿Qué me calme?, ¿qué me calme?, ¿eres tonto o qué?, ¡te callas y te pones de rodillas ahora mismo!, ¿no quieres?, entonces mueres en menos de dos minutos, tu eliges... dame la dirección de ese pedazo de escoria, ¿morirías por una logia de enfermos?_ la calle estaba desierta, dos pasos se oyeron de la otra esquina, un ladrido, algunos papeles y el sonido de la luz con su transformador.
-Tiene que entenderlo, queda un día, solo un día, si muero ahora es lo mismo, me perderé..._ el disparo en el ojo la calló instantáneamente.
-Me has cansado bola de cebo... ¡el que quiera un tiro en el cuello que baje!, ¡cobardes!, ¿no hay oficiales del orden que los proteja?, sigue siendo un pueblo de millones de ratas enjauladas, no tienen nada mejor que hacer esta noche que dilatarlo todo. ¡Cobardes!, nadie hará nada por nadie, huyan enfermos._ desde la ventana de un local cerrado se oía el zumbido de alguien llamar insistentemente.
-Señor... señor... venga aquí... hay algo que puede interesarle... señor._dijo susurrando acercando su rostro al límite con el aire de la calle.
-¿Quién eres?, descúbrete, ¿qué dices?, no te oigo... si es una trampa ya sabes el final.
-Están equivocados señor... ellos no son elegidos, quienes viajan a la Meca se equivocan, es un error topográfico, el final se aventurará allí mismo, las autoridades han mentido... entre por favor se lo enseñaré..._ cargó su fusil y limpió el sudor de su frente con el codo.
-Si mientes serás el próximo... no estoy para juegos, busco al doctor Rives._ cerró la ventana y de un golpe destrabó la cortina de metal.
-Pase señor, rápido, algunos pueden desconfiar... no tiene por qué dudar de mí, no he olvidado que lo he llamado yo._acomoda el cerrojo y  pone dos llaves cruzadas sacando las fundas de ellas y quedando atascadas.
-Buen sistema te has montado... ese maldito cabrón quería matarme, mandarme al centro del fuego, no soy estúpido, huelo la duda al instante, como me mientas mueres también, no eres muy agraciado pequeño, ¿qué puedes decirme tú de toda esta locura?_ hace dos señas para que lo siga detrás.
-Sígame, el que duda es usted, señor... sé muy bien lo que hago, mi estatura no debe ser un impedimento... llego más información aquí dentro que ese ordenador cuántico... el respeto es el arte de la hipocresía, al menos respete._ las puertas se abrieron al tacto, los recibieron dos pequeños adolescentes. La sirena deshizo el silencio, las luces se multiplicaron por miles, toda la habitación estaba repleta de ellas.
-¿Qué mierda haces?, ¡diles que detengan esto inmediatamente!_ empuña el fusil.
-No puedo, señor.
-¿Cómo que no puedes?_ preguntó enfurecido.
-El momento ha comenzado, el doctor Rives lo espera mañana por la mañana cuando la fusión se complete, lo siento, señor.
-¿Lo sientes?, ¿qué mierda sientes?, ¿qué está pasando?, ¿fusión?, los mataré como no hables ahora mismo pedazo de..._ disparó contra los dos adolescentes sin ningún reparo, las balas traspasaron todos los circuitos callando las sirenas y luces.
-Eso no detendrá el proceso, lo siento señor._ fusiló al último y se perdió en el corredor de luces verdes.