viernes, 26 de febrero de 2010

La probabilidad de un suspiro.

-¡¿Y por qué gritas tanto, eh!?, no hay forma gestual que me haga cambiar de opinión, eres escoria, nos dejaste solos sin decirnos nada, ¿cómo quieres que te llame?, el castellano es un idioma bien rico en palabras..._su ira hinchaba su cuello, posición de ataque por medio pensaba en arrancarle el corazón con su corta uñas.
-Amor, grito por amor._él, sin embargo, respiraba como disfrutando del aire en un puente justo antes de la lluvia.
-Te amas a ti mismo, premios y más premios, tu universidad es lo único que vale en este mundo enfermo, no eras así, no te llegas ni a los tobillos, a más conocimiento menor humanidad.
-Amor, siento amor, mi humanidad existe contigo.
-¡Calla un poco!, ¿conmigo?, con tu madre antes de conocerme, ves a tu madre cuando me miras.
-¡Es amor!, te empeñas en llamarlo de otra manera.
-Mírate, no eres consciente de tu estado.
-¿Mis arapos son dañinos, Anne?
-Recuerdas mi nombre.
-Lo tengo tatuado en mi sangre.
-Vete, Ander, vete de una vez.
- Tú también tienes buena memoria, Anne pienso quedarme sentado aquí.
-Pues la policía tendrá que intervenir.
-No llegues a eso.
-Vienes después de dos días sin saber de ti, toda la ciudad habla de tus locuras, y encima recurres al amor cuando llevas una vida criticándolo fervientemente entre tus colegas.
-Es que lo he conocido mi amor, he visto la verdadera condición que nos direcciona en este abismo mundano, enfermo y clasista.
-Ahora eres rojo, ¿qué ha pasado, Ander?
-Le he visto el rostro, es hermoso, no puedo definirlo Anne.
-Vístete.
-¿Quieres volverme loca?, estás desorientado, mírate al espejo un poco, ¿quieres?
-El reflejo es un engaño, no hay ente físico que logre encapsular nada parecido a mi experiencia.
-Eres un hombre de ciencias Ander, ha llamado Igor, quiere que te presentes, en dos días, tienes el billete a Ginebra.
-Ha dejado de ser mi viaje, no me comprendes, lo entiendo, eres Anne, no soy yo, no al menos como me conociste.
-Estás peor de lo que creía.
-¡Estoy bien!, deja ya de intentar modificarme.
-Ander, vete al baño, te duchas y sales a tomar algo caliente, ya hablaremos de tu paseo, nada bueno te traes entre manos.
-No existe eso que tu dices, aléjate de ti misma y tus experiencias adquiridas hasta hoy, cuenta de cero, desde el instante en que abriste la puerta para recibirme. La ciencia no explica nada de lo que intento transmitirte, no hay gestos, ven conmigo al baño.
-No quiero.
-Anne, pides a gritos una explicación, creo tener la manera de trasladar un porción de aquello.
-Tienes la barba muy tupida para tan poco tiempo...
-Comienzas a ver lo evidente, pero no te detengas a estudiar estados que se condicionan al tiempo. Acompañame al baño.
-¿Qué pretendes hacerme?
-Te amo Anne.
-¡Déjame!, ¿sabes lo que he sufrido estos días?, Mikel pregunta por ti a cada segundo, eres su ídolo, te adora como a un Dios, las llamadas no nos dejaron tranquilos, la televisión transmite imágenes de la luz en el bosque, ¡estoy harta de todos esos reporteros escondidos!, llevo sin dormir un día y medio, me desborda toda esta locura, quieren descifrar el misterio, malditos sensacionalistas. Ahora esto, déjame sentarme a digerir, debo leer, sí, leer, o mejor, no, ¡no me mires así!, no se soluciona el mundo con tu mirada. Ve a ducharte y reflexiona sobre lo que vas a contar, no olvides a nuestras familias, sienten vergüenza, no sigas con todo esto.
-Te amo Anne, no tengo miedo, ya no. Creía que Euclides, Mileto, Fibonacci, Euler, Pascal, Ruffini, Gauss y Newton estaban en lo cierto, pero retiro la verdad de cada uno de mis estudios, no la poseo, es un algoritmo sin letras, no es una ecuación de parábola ni una distribución discreta, es una aproximación natural a la divinidad estelar que gobierna allí fuera en el jardín cósmico que nos mantiene con vida, unidos desde nuestra proporción nuclear.
-¿¡Qué!?, entra ya al mundo verdadero, ¿de qué hablas?, no lo soporto más.
-Te amo Anne.
-¡Hay miles de personas mirándonos, estudiando la luz!, ¿no oyes nada de lo que te digo?, investigan, pronto sabremos la farse que montaste tú y ese grupo de ineptos repletos de dinero, tu familia somos nosotros, tanto que contar en la universidad, tantas historias sobre la posibilidad de una nueva colonización... se te ha ido de las manos, aquella luz parece ser obra de tu mano, del invento de Nikola Tesla y esos poderosos inversores.
-Anne, ellos quieren conocer mis respuestas, creen que las tengo ¡pero no las hay!, buscan anormalidad donde solo hay belleza, perfección desde el punto de la no perfección, en un enclave único donde todo participa y se orquesta. Anne, puedo sentir ahora mismo como respira el mar y se agitan las alas de una paloma a treinta mil kilómetros de distancia, Anne, el mundo es tan pequeño, sí pudieras hacer con la energía lo que yo... Somos seres increíblemente pequeños, ésta tierra fue de gigantes y ahora nos gobiernan desde una estrella no muy lejos de aquí, somos ciegos por elección Anne._ Los gritos se multiplicaban y el gentío se volvía una bola sin dirección frente al portal de la casa, el sol dejaba sus últimos lazos lumínicos estirarse a lo largo del asfalto brillante, los flashes de las cámaras evidenciaban la falta de luz dentro. Inmóviles, no podían más que mirarse en silencio entres sombras estiradas y en movimiento constante, la oscuridad tras unos minutos era evadida con la carga de aquellas cámaras buscadoras de dinero fácil.
-¿Es esa la luz?_preguntó Anne emanando lágrimas sin contenerlas.
-Hay más, no puedes imaginarlo Anne._dijo Ander creyendo emanar la energía del mensaje cifrado solo para ella con la intención de que su increíble historia fuese parte de su cosmos interior.
-Puedo... es... fantástico... ¿qué ha pasado Ander?
-¡Lloras mi amor!, no dejas de ser parte del mar generando el agua que alimentaría a otros animales hambrientos, llora que así ingresas a las profundidades de mis buceos atemporales._ el silencio los engañó nuevamente, sus miradas congeladas en el vacío de un horizonte inexistente los envolvió para unirlos en un intento de diálogo frustrado. Los Flashes no se detenían y los golpes incansables contra la puerta advertían de un posible futuro descontrol urbano con un final concreto por parte de aquellas mentes poderosas.
-Es... tan... ¿veo lo que me enseñas?, ¿qué está sucediendo Ander?, tengo miedo.
-Silencio, deja que ellos exploten sus frustraciones en violencia, no nos tocamos pero nos sentimos, déjame enseñarte el resto, ven conmigo al baño.
-No... ¡Mikel!, mi hijo, no debo...
-Respira sin respirar.
-Mikel, no, ¡no!, Mikel, ¡tu hijo!, ¿¡no lo recuerdas!?
-Anne, ven conmigo._ enfureció al recobrar en una grieta de lógica que había algo muy extraño en Ander.
-¡Suéltame!
-¡No estoy tocándote!, no sufras.
-¿¡Y mi hijo!?, ¡Mikel es tu sangre!, has olvidado a tu hijo... no eres Ander.
-Soy yo, Anne, te amo, ven conmigo.
-Intentas engañarme, no eres mi marido, él, él no tenía tus ojos, ¡no te atrevas a ponerme un dedo encima!, amaba a su hijo, ¿¡qué eres!?, ¿¡¡qué eres!!?, Ander no dejaría a su hijo solo jamás.
-Te amo Anne, ¿vienes?_ ella retrocedió sin mirar hasta que dio con la silla recostada sobre la puerta, se aferró como si de la mano de Mikel se tratase y con su dedo anular apuntó al extraño que no dejaba de invitarla a morir.
-Eres el mal.
-No existe tal apreciación, la violencia es un eslabón, ven conmigo, sabes de lo que hablo Anne.
-¡Deja de actuar como él que no te pareces en nada a mi marido!
-Soy quien puede devolverte a tu estado anterior, a la síntesis real de la vida, no hagas de esta tortura otra vida. Por favor Anne, la luz te busca, esperamos que me sigas.
-¿Quienes?, ¿de quienes hablas?
-No hay palabras Anne, siente o muere lentamente en la vida que tanto defiendes.
-¡Mi hijo!, oh por Dios, mi hijo... déjame marchar, tengo miedo, no me hagas daño... por favor...
-Te amo Anne._la puerta del baño se cerró con la fuerza de un huracán enfurecido con la tierra tras robarle parte de su tesoro marino. El portal se abrió con la presión de la muchedumbre y la silla estalló en miles de astillas buscando ser flotantes. Anne cayó contra la pared inmovilizada por el temor, suplicando por la vida de su hijo y la suya. Tras el golpe los periódistas revisaron toda la casa en busca del matemático desaparecido, Anne invalidada por el estruendo interno solo tenía ojos para buscar a su pequeño.
-Señora Zulueta, ¿Qué ha sucedido con su marido?, ¿dónde podemos encontrarlo?, el país entero lo busca, ¿tiene algo que decir señora Zulueta?
-Esa luz... Mikel, mi hijo, ¿Ander?, ¿qué?, la luz no emite... no hay... ¡déjame sola!... Mikel.... mi... Yo también te amo Ander...
-¿Qué señora Zulueta?
-Te amo Ander.