miércoles, 23 de septiembre de 2009

La jungla de Calais.

Junto al puerto de Calais, entre basura y plásticos improvisados miles de inmigrantes se encontraban con la noche fría y húmeda del país de acogida temporal. Quedaban unos pocos despiertos tras soportar temperaturas de invierno en pleno otoño. La mañana comenzaba a despertar a los relevos.

-¡Son ellos, son ellos!_ exclama al levantarse velozmente un observador atento. La tierra desprendida por el arranque repentino se diseminó sobre el resto de acompañantes.-¡corran, vienen por nosotros!_ el cigarrillo continuó en su boca pese a la velocidad con la que corría, por el viento se encendía más y más, mientras tanto el resto de seres hambrientos y soñadores reposaban ante la locura del paranoico desconocido.
-¡Inmigración, no se muevan!_ sus ojos se abrieron como las puertas ante el tornado. Los camiones, perros y medios de comunicación invadieron rápidamente el campamento improvisado entre el puerto y la nave industrial abandonada.

Dos hora antes.

-Ya verás Hamid, Zeb traerá algo de comer.
-Estoy destrozado, quiero volver.
-¡Londres es un paraíso, aguanta Hamid!, ahora piensa en tu mujer y los niños, ¡su educación, Hamid!, la necesitan, así no pasarán esta penuria.
-¿Y qué haremos en Londres?, ya no nos quieren en ningún sitio del mundo. ¿Has oído lo que dijo Eric Besson?, ¡qué debemos estar reparando Afganistán!, y tiene razón, cuanta razón lleva, ¿qué nos hace tan ambiciosos, Zahir?
-¿Lo olvidas, Hamid?, y me lo preguntas a mi, ¡destruyeron la riqueza de mi familia!, ¡soy pobre por esos...!, pienso resistir, cruzaría a nado hasta el Reino Unido.
-Eres tan soñador, lo tenías todo y ahora con las sobras puedes alimentar a mi familia durante treinta generaciones, pero quieres más, el pasado te retiene, te ha secuestrado, eres un soñador, no patearán cuando lleguemos allí, nos mirarán como terroristas, son tan... voy a dormir algo, Zeb no vuelve y me duele la espalda, protégete de la rabia, se han contagiado otros tantos.
-Lo sé Hamid, lo sé, duerme, piensa bien lo que has dicho, te perdono porque eres mi familia, te elegí porque vales oro, pienso taparme.
-Tienes la suerte de acompañarme, Zahir, no sueño, veo la verdad, en la realidad suceden hechos que no comprenderemos hasta la muerte. Las fronteras se están cerrando, gente como nosotros son  presos del capitalismo, rehenes de la pobreza y destrucción que fomentan preventivamente. Zahir, eres un buen hombre, pero Inglaterra está lejos de nosotros, las promesas de esos traficantes de humanos son palabras del viento, humo esparcido, ¡mentiras!
-No grite Hamid, cálmate, ¿crees que nos mienten?
-Es posible que sí, el gobierno nos amenaza constantemente, somos la nueva amenaza, quieren despistar a la gente de la crisis financiera con nuestro dolor. Zahir debemos escapar cuanto antes.
-No podemos, he pagado, no me queda dinero, ¿qué hacemos suelto en un país que nos quiere cazar?
-Volver es un remedio doloroso, para ti incluso más, perderías todo lo que invertiste, cuando uno supone un beneficio sobre un ilusión, debe tener presente y bien claro que la pérdida es la primer opción, como ir al casino, ¿lo recuerdas Zahir?, eras el ser más envidiado de todo nuestro país, ¿qué nos ha pasado?
-¡Cómo olvidarlo!, nos pasó el petróleo, nos arrollaron con sus armas, ¿qué pasó?
-Hay que escapar cuanto antes.
-Lo repito Hamid, ¿qué hacemos?, allí fuera de los plásticos la pobreza es el mal menor, Europa se vuelve fascista nuevamente, lo huelo, crece día a día.
-Es el enano de Zarkosy, le quitaría el aire con un corte en la garganta en el Arco de triunfo._encendió un cigarrillo al comprender que ya no dormiría nuevamente, el estado de ansiedad lo tenía entre barrotes invisibles, paranoico, observando detrás del espeso follaje.-¡Son ellos, son ellos!, ¡corran, vienen por nosotros! 

El sonido de las pisadas sobre el plástico azul se repitió hasta despertar en gritos a un centenar de medio despiertos. Un perro saltó sobre Zahir y lo inmovilizó, de terror pensó en gritar pero lo único que hizo fue recordar la mordedura de su perro favorito de la infancia, repasó, en un acto de ignorancia, su mano derecha evocando esa herida sangrante y a su madre con los guardias elevándolo en el aire para llevarlo a la sala de enfermería de la familia. Sonrió, un guardia supuso al verlo que el invasor se burlaba de su trabajo y lo aporreó al menos unas cuatro veces hasta dejarlo inconsciente rendido sobre la tierra removida. Su amigo Hamid corrió hasta el aguar y nadó sin detenerse durante cinco interminables minutos, al agarrotarse sus músculos volvió su cuerpo al cielo, y flotando contempló el cúmulo espectacular de estrellas que se esfumaban con la entrada de la luz solar.-El cielo corre sus cortinas, el mundo no está preparado para esta función._ pensó agotando el último halo de aire que lo sostenía a flote, tembló hasta hundirse lentamente mientras una reportera iluminaba con la cámara de su compañero el aterrador final del inmigrante ilegal.
-¡Hay un hombre en el agua!, ¡auxilio!, ¡hay un hombre ahogándose!_ sacudió de un golpe a unos de los oficiales del orden mientras intentaba retener a un joven menor de edad llorando espasmódico y de rodillas, hundido en la capa terrestre en una crisis nerviosa que el quitaba el aire a pasos agigantados. 
-¡Cállese!
-¡Se está muriendo, por Dios hagan algo!
-¡Cállese, por favor!, tenemos la orden expresa del ministro Besson de apresar a estos individuos en tierra, lo lamento.
-¿Qué lo lamenta?, ¡qué hipócrita, levantaré acta de lo que ha dicho oficial!_ la periodista se sentó sobre un tronco quemado, arrancó el micrófono de su abrigo y lloró desconsoladamente mientras el resto de colegas hacían preguntas a las víctimas y verdugos.

Una hora después, en la prensa digital, un joven francés en su cuarto termina de leer las notificaciones de su perfil de Facebook.

-¡Mamá, mamá!, ¡ven aquí un minuto!, tienes que ver esto.
-¿Qué ha pasado, Fabrice?
-Al fin hacen algo con esos inmigrantes, ¡qué alegría!, me recuerda a los buenos tiempos, al fin los impuestos sirven de algo mamá.
-¿Yo te he enseñado eso, hijo?
-¿De qué hablas?
-Fabrice, hijo, la humanidad es una sola raza, el mundo es un hogar, ¿qué te han hecho esas inocentes almas desesperadas?
-¡Me quitan el trabajo y empobrecen las condiciones!, los quiero fuera, ¡ya!_ la cachetada sobre su mejilla derecha retumbó viajando desde el corredor hasta la cocina en donde estaba su padre oyendo pacientemente la evolución del desalojo y deportación de más de trescientos humanos ilegales.