jueves, 8 de octubre de 2009

La fábrica de lunas de colores..

-Me duele la cabeza, mañana hablamos, ¿sí, amor?_estaba ensimismada por el día que terminaba, el viento sur la perturbaba modificándole el humor, había discutido con su madre por y para colmo de males la abuela tuvo un accidente en la residencia.
-Tenía ganas, no sé, de hablar, no te pregunté nada y estás hace unos días en otro mundo, no quiero meterme pero tenemos que hablar sobre lo de tu madre, no es normal.
-Siempre fue así, diga lo que diga, no cambia, hasta mañana mi amor.
-Bueno, no me olvido, en algún momento vas a contarme.
-Sí, pero ahora no, de verdad me duele la cabeza, aunque suene lo de todos los días._Frotó su rostro sobre la fina tela blanca e imaginó lunas de colores surcando los cielos, vio al mar evaporarse y a las nubes escaparse al espacio, supuso a la tierra como una larga alfombra sobre una túnica negra y recorrió las expresiones de su madre y abuela, comparándolas, luego se sumó hilando en la genética y la historia de su familia. Por último, justo antes de no comprender la antesala del sueño fabricó una ilusión sobre el amor sin encontrar a la persona que le acompañaba.

Abrió sus ojos empeñados en continuar con el espectáculo, no había responsabilidades en el estado de recarga, había sido un hombre cazador y una princesa embarazada con doce años, el despertador sacudió sus sentidos astillándolo todo. Su boca provocó el gesto, un asomo de relajación muscular que terminó en un bostezo uniforme, animal y gratificante, más en una mañana de temperatura agradable, brisa y sol, mucho sol con jardines perfumados. En el baño se detuvo frente al espejo marrón claro con veteados blancos a quitarse unos puntos rojos que le provocaban dispersión, su belleza rebosaba junto con su juventud, emuló en una sincronía temporal paralela, el bostezo, revolviendo en su ser el estado de quietud y reflexión matinal confusa. Sus pantalones cayeron lentamente hasta los tobillos, la caricia, evocó una sensación sexual que le erizó los pelos hasta la nuca, el frío espontáneo fue similar a un beso sin avisos, una penetración entre sueños o de amante. Orinó en fases, solo para alargar el tiempo y despertar conciliando la amistad entre la realidad externa e interna, cogió de un montón de revistas de actualidad un libro de bolsillo verde que hablaba del hermetismo, de los iniciados y la totalidad del todo. Lo ojeó sin importancia hasta que se detuvo en una línea "En su esencia el TODO es incognoscible", por un momento su casa se deshizo en miles de millones de trozos flotando a su alrededor, sus lunas florecieron de colores cortando la luz del sol radiante que la mañana ofrecía, la tierra se convirtió en esa alfombra verde y azul sobre la oscuridad para demostrarle que no se apartaba de ella, que aunque su intención era obviar sus visiones, éstas, insistentes, aparecerían reanimando su ser. Giró asombrada, reconfortada, lo que allí flotaba era energía, fluidos, y universos distribuidos, sonó el teléfono rojo de pared junto al inodoro.

-¿Sí?, hola mamá, yo bien, eso creo, ¿tú?, me alegro, no tengo rencores, ya soy mayor, somos tan distintas, no puedes entenderlo, me quieres como tú, no hay réplicas, el error es tuyo por llamar, ¿porqué lo haces?, ¡te he pedido perdón hace un instante!, no valoras mis ideas, me haces estúpida, inútil, tu títere mojado, hoy la función la dirijo yo, ¡sí, yo sola!, y puedo hacerlo a la perfección, no me perturbes, tengo un buen día, tenía, déjame, estás haciéndome enfadar, ¡enferma, qué cierres el pico, histérica!, ¡eres una puta enferma qué muere día a día!, no me fastidies con tus errores, tú te follas al mundo y ahora el mundo te folla la salud, por idiota, no me llames, ¡no me llames!, pagarás en vida, lo verás, en unos minutos el mundo se hará una alfombra por siempre, y seré feliz, no quiero seguir, adiós, me arruinaste la vida, mamá._al cruzar la sala sintió un leve frío de baldosas que fue apagándose en los escalones de concreto al sol, al llegar a la terraza el viento caliente la envolvió robándole sus ideas, la voz de su madre se apagó y sus pies concentraron el calor tibio pero ardiente de las baldosas rojas con juntas negras. Sonrió recordando la última tarde de amigos bajo aquella sombre de flores y madera barnizada, de charlas hasta el amanecer, dio un paso, luego otro sumando velocidad, dejó los talones y presionó con sus dedos al pisar más fuerte y firme, corrió en línea recta decidida a no pensar más, sus lunas apagaron las luces naturales, sus pies dejaron de transmitir sensaciones y sin avisos comprendió en el aire que el espacio era su nuevo hogar.

"En su esencia el TODO es incognoscible", El Kybalion.