jueves, 18 de febrero de 2010

El virtuoso Tim Farmer.

Las virtudes es un buen motivo para comenzar una novela, podría llamarse "Las siete virtudes" y plantear una a una cada virtud utilizándola como trampolín al sentido opuesto, representar así todas las situaciones posibles sobre esa falsa virtud y llevarla al extremo absurdo para criticarla. ¿Cuál sería la primera?, ¿qué virtudes tiene el hombre?, puede ser... "El amor", ¡qué asco!, si soy un idiota cada vez que me planteo una idea, buscar en google es mejor alternativa que naufragar en mi limitada red neuronal.¿Qué virtudes pueden ser utilizables?, ser hombre, vivimos con gérmenes por dentro pero nos limpiamos hasta la saciedad para sentirnos vitales, nobles, idiotas, puros idiotas sin etiquetas. ¿Qué virtudes puedo encontrar en gente que come cerdo, pollo y vaca?

-¿Tim?, ¡Tim Farmer!, ¡aquí estoy!, ¿me has extrañado compañero?
-¡Déjame en paz Louis Penrose!, ¿no ves que estoy pensando?, ¡siéntate allí a dormir hasta que termine, es muy importante Louis!
-¿Qué ha pasado Tim?, tienes mala cara, ¿¡traigo cereales!?
-¡No!, haz lo que te digo Louis, estoy en un momento muy...
-Pero si no estás tocando el piano, ¡estás sentado sobre el gato escribiendo en el suelo garabatos!
-¡Eso no es verdad!, he dicho que te sientes.

Primera virtud del hombre, molestar, crecer en un mundo muy bonito y molestar, eso es una virtud, ¿cómo mostraría algo tan caro para la gran pantalla?, es un pesado, llega siempre cuando estoy en el mejor momento, es pura envidia, sabe que estoy creando y llega como un trueno en medio de la comida, con la cuchara llena de sopa y a medio camino, lista para mancharlo todo. Desde que conocí a Louis Penrose mi vida es un disparate, hablo solo, camino por los tejados desnudo y si me da un aire me quedo en blanco en medio de una discusión fuerte en la universidad o en el Starkbucks. A el le importa todo un rábano, no hace nada, no piensa, come poco para cagar menos y tiene muy poco pelo que peinar, huele a cien cerdos ahumados con estiercol a media tarde. Aún así, a pesar de tener que aguantarlo hasta en el baño mientras me quito los pelos de la nariz, aún así, lo quiero, es tierno, obediente, la pareja ideal, el par literario por excelencia, aunque demasiado torpe como para ser verdaderamente real.

-¿Qué miras Louis?, ¡deja ya esa nariz, que no tienes mocos!, un día vas a dañar la última neurona que te queda con tanto movimiento percutor.

A veces se olvida de como hablar, dicen que le falta un hervor, un pizca de vida a su interior, ¿cómo decirlo?, no hay que difinir nada, hablo de Louis mientras me estoy olvidando de las virtudes. Es que hasta parece que sabe todo lo que digo, debo decirlo, bueno, debo pensarlo, ¿qué expresión es esta?, me da igual, lo cierto es que Louis a veces parece un genio momentáneo, oasis entre la arena ardiente de la falta de pensamientos racionales. Hay respuestas, miradas y gestos que destellan por sí solos. Es mi amigo, Louis Penrose es mi maldición pero también mi aliento en noches de piano insólitas.

-Me he cansado Tim farmer, voy a buscar los cereales, ¿¡quieres!?
-¡He dicho que no!, ¿¡y por qué gritas tanto!?

Siete virtudes del hombre, ¿si tomo como ejemplo a Louis?, un idiota del presente, enfermo de los video juegos de guerra, aficionado a la comida chatarra, enamorado de los personajes de la farándula y fiel seguidor de Gran hermano en cualquiera de sus versiones internacionales. No, si hago eso me condeno a un fracaso aún mayor que el de mi niñez, el piano fue mucho piano para mi, tengo sinónimos para elegir, el libro del best seller y las fórmulas para atraer al mercado idiota. Me estoy pasando, uno de mis profesores de lógica estaría riéndose de mi ignorancia aunque yo de él ahora mismo por imaginarlo sin el tupé marrón claro que lleva mal puesto desde hace dos años.

-¡Está muy rico!, ¿¡quieres Tim!?
-No Louis, no, no quiero, al final logras siempre el mismo efecto, me canso de pensar y no hago nada, solo garabatos en el suelo.
-Creo que el gato no respira.
-¡Qué sí!, ¿¡no ves como mueve el estómago!?
-¿Respiran por ahí?
-¡Yo que se, Louis!, a veces piensas que soy Dios para contestarlo todo.
-Dios no existe tal y como lo busca el hombre, Tim Farmer, Dios es un misterio que no se resuelve con las respuestas estelares, Dios es la maldición que llevamos, es la respuesta que no queremos entender, eso es Dios, la verdad de nuestra insignificancia ante los hechos lamentables que nos rodean como seres banales, de tierra y aire y sin aspiraciones temporales que las conocidas.
-¿Louis?
-¿Qué, Tim?
-¿De dónde has sacado eso?
-Del paquete de cereales.