viernes, 20 de noviembre de 2009

Tras la máscara de la realidad.

-Dile a mamá que no hay leche, ¿podrá traerla para mañana?, siempre que le pido algo tarda un día entero, ¿papá, me estás escuchando?_ la televisión sonorizaba hasta la cocina, llegaba apenas a los oídos desinteresados de su padre, no hacía más que dibujar como un poseso.
-Vete a la cocina, luego hablamos Carol, hazme el favor de no interrumpirme, ¿qué te he dicho?, no es la primera vez que lo haces, tu egoísmo no lo entiendo, ni yo ni tu madre somos así, vete de una vez._ ella solo quería leche para el desayuno, aunque la atención era el reclamo interno real. Juntó sus libros para el colegio y marchó en silencio, su padre pintó sin comprender la naturaleza del tiempo que había prometido para dialogar con su única hija.
-¿Carol?, ¿dónde estás, hija?_ manchó con sus manos rojas y amarillas los pestillos de las puertas del dormitorio y baño. Se sentó aburrido contra la barandilla de la escalera, las fotos en la pared del pasillo hizo de cortina entre sus recuerdos y fantasías. -"La vida es una farsa que todos debemos representar"_recordó balbuceando a Rimbaud, unos sonidos lejanos lo reincorporaron, la pintura se secaba y faltaba la firma y unos destellos finales.-¿Quién es?_ preguntó al descender por la escalera principal tras ver una sombra en el portal.-¿Quién es?, responda por favor. Tendré que llamar a la policía, es una zona residencial, estarán aquí en unos minutos sino se identifica.
-No lo haga, soy un enviado, no tengo nada de dinero, me han soltado en la entrada con un documento falso, me hicieron algo señor, tengo que entregarle un paquete, es muy importante señor Daudet, no tema, soy un buen hombre._la pintura en sus manos se agrietó y pudo comprender cómo el tiempo lo hacía levemente en el universo material que proponían los científicos que detestaba.
-Llamaré a la policía, identifíquese, si es una broma pesada o un seguidor retírese cuanto antes o pesará el yugo de la ley, estoy harto de visitas inesperadas, ¿cuándo pretenden recibir nuevas obras con tanto esfuerzo banal?_el sonido de una rueda sobre el asfalto crujiente de hojas secas lo devolvió a la tarde de palomitas con Grace, sonrió restándole importancia a la situación presente, olió algo parecido a una palomita al llevar sus manos a la boca, el timbre hizo de campana y cayeron las horas en las aulas del colegio, Grace vestía de blanco sin bragas debajo, eran niños.
-Lamento el infortunio, señor Daudet, mi deber es entregarle la caja, abra, por favor. ¿Señor, Daudet?, no cometa el error de llamar a los oficiales de la ley.
-¿Qué?, ¿qué?, ¿quién eres?_ apretó su oreja contra la puerta y pintó con unas gotas húmedas de color amarillo unos trazos sobre la puerta blindada.-Oh, sí, el paquete, no quiero ningún paquete, suelen traer problemas, también estoy harto de los regalos que llegan por mi enfermedad, como si no hubiera enfermos en este mundo, ¡son ellos, todos, absolutamente todos!, con qué gracia los tiro a la basura, ya he dejado de hacerlo, ahora cambiamos la... ¿cómo ha llegado aquí?, si ya no soy titular de nada, y mi dirección fiscal es... ¿quién le envía?, identifíquese.
-Mi nombre no tiene menor relevancia, soy un servidor, cabeza de familia, con mucha necesidad económica, puedo asegurarle que no hay contenidos dañinos para su salud.
-¡Faltaba más!, mi fecha de caducidad no es precisa, aunque ya hay apuestas en la red de redes. ¿Cree que voy a abrir?
-Debe hacerlo, es...
-¿Es qué?, le he dicho que me diga quién es usted.
-Soy... Jarno Pikar, no hago nada especial, soy simplemente un padre desesperado, es lo único que puedo decirle, ellos escuchan señor Daudet, tengo unos cinco minutos antes de que...
-¿De qué, Pikar?
-De sufrir una muerte.
-¿Lo dice por usted?, ¿está bajo amenaza?
-Es largo señor Daudet, no tengo respuestas, mis preguntas lo volverían loco.
-No abriré entonces, y pienso hacer la llamada, mi pintura se seca.
-Se equivoca señor, su pintura está húmeda, puedo olerla.
-Es eso imposible Pikar, mi casa tiene ventilación y no está precisamente en la entrada.
-Quedan dos minutos, señor Daudet.
-Puedes quedarte todo el día, me voy a terminar mi obra, cuando vuelva espero que no estés allí, cómo te oiga los llamo, ¿entendido?
-Va a cometer un asesinato, su desinterés desencadenará una catástrofe mundial... no puedo hablar, creo que vienen, ¡abra!, por favor, ¡señor Daudet, abra, puedo explicarle mejor todo!, si me deja moriré y las consecuencias serán devastadoras.
-¡No soy idiota!_ el timbre clonó su nota hasta llegar a su consciencia, las fotos seguían allí, en la pared del pasillo, eran ellas dos sonriendo. Miró sus manos húmedas y las manchas sobre su pantalón y el suelo de madera encerado, exclamó dando un leve salto, golpeándose contra la barandilla. Volvió su mirada hacia abajo, la sombra del portal se sacudía de un lado a otro, insistente el sonido se hacía un eco desgarrador. Su corazón palpitaba a toda marcha, sus ojos se entrecerraban y la columna parecía estremecerse al recordar levemente su estado anterior. El sopor junto a la presión inmediata lo dejaron presa de sus peores miedos, recordó el sonido de sus palabras al enunciar la enfermedad, él no estaba enfermo y los olores se hicieron carne hasta dormir su piel ante el miedo profundo a morir. Pensaba en hablar, pero no quería repetir nada de lo que había acontecido, esperaba una voz particular, una petición desesperada y un destino trágico, imaginaba en su portal el mal reunido tras su confesión. Apoyó como pudo su oído derecho y manchó la puerta, tembló agitando todo su organismo al reconocer la emulación del sueño. Formuló una y otra vez diversas preguntas para no cometer otro error.-¿Quién es?, ¿quién es?, responda por favor. Tendré que llamar a la policía, es una zona residencial, estarán aquí en unos minutos sino se identifica._ vomitó saliva tras clonar sus pensamientos anteriores, se retorció en el suelo durante unos segundos interminables.
-Soy yo... papá.
-¡Hija!, mi amor, espera que abro... espera un minuto que he ensuciado todo, qué iluso, extrañaba tanto tu voz mi amor, perdóname por mi contestación... ya está, bueno al menos no me regañarán tanto, a ver..._ giró las llaves, eran tres combinaciones de seguridad, la puerta pesaba algo más de lo que recordaba, llevaba meses sin utilizarla, su reclusión era total.
-He visto esto al salir y no he podido marcharme, pensaba que si no te avisaba ibas a enojarte más conmigo...
-¿De dónde lo has sacado?, tiene que ser una broma.
-Toma, debo irme rápido a clase, ¡papá!, ¿qué sucede?, estás pálido.
-No, nada cariño, es que... ese paquete, lo... lo he visto alguna vez.
-Es solo un paquete con tu nombre, lo dejo aquí, llegaré tarde, hoy es un día de entregas, adiós papá, sal un rato, te vendrá bien.
-Pero...
-¡Adiós!
-No puede ser posible, mi hija lo ha entregado, esto garantiza la entrega, han utilizado a mi propia sangre para... no, no puede ser, pero sí yo._se arrodilló derrotado por el miedo, tapó su boca entre rojo y amarillo, la pintura seguía húmeda como en la primer pincelada, sintió el frío en su piel.
-Dile a mamá que no hay leche, ¿podrá traerla para mañana?, siempre que le pido algo tarda un día entero, ¿papá, me estás escuchando?
-No..._ susurró entre dientes mientras la voz de su hija se mezclaban con las palabras cuasi extintas del televisor.
-¿Papá?, ¿papá?_ estaba arrodillado frente a la pintura, a un metro de ella, observando un cuadro desgarrador, repleto de dolor y muerte.
-Vete a la cocina, luego hablamos Carol, hazme el favor de no interrumpirme, ¿qué te he dicho?, no es la primera vez que lo haces, tu egoísmo no lo entiendo, ni yo ni tu madre somos así, vete de una vez._ hablaba pensando en no decirlo, en callarse y decirle lo cuanto que la amaba, junto a sus intenciones pudo oír dos palabras claras que llegaban de aquél aparato electrónico, su hija marchaba en silencio y él no podía controlar su cuerpo, simplemente emulaba lo anterior.
-No puede ser._dijo pintando los restos de lo que sería un abismo infinito en un cuadro limitado. Terminó pensando en no pintar, preguntándose en cómo se graficaba lo infinito en unos trazos efímeros, también en buscar a su hija inmediatamente y en la nube infernal de preguntas supo comprender la naturaleza del tiempo, que fue su única esperanza. Debía hacer algo por controlar sus movimientos, eran espasmódicos e involuntarios. Pese a todo esfuerzo solo pudo subir las escaleras, manchar los pestillos con sus dos colores y sentarse frente a aquellos trazos de una realidad instantánea pasada. Oyó la sombra, y descendió nuevamente aterrado, la nueva repetición sufría alteraciones leves, los colores perdían sus tonalidades. -¿Quién es?, ¿quién es?, responda por favor.
-Señor Daudet... "La vida es una farsa que todos debemos representar"._ su cuerpo golpeó contra el suelo, una campana estalló en sus lagunas auditivas, la humedad y el hedor de la pintura quemada revolvió sus entrañas, vomitó, se retorció, pensó en el sol, en el abismo, en los retratos del pasillo... su pintura.

Las llamas al mismo tiempo que su creación tomaron su cuerpo quemando la piel mientras se esforzaba mentalmente en no abrirle la puerta al desesperado Pikar.

martes, 17 de noviembre de 2009

Jack.

No queda nada de ese niño pretencioso, diría que los colores de ese alba incipiente en la corteza de mi superficie no es más que una imprecisión mundana y orgánica, le deseo lo mismo al resto de niños que se alejaron de sí mismos. Los puedo ver llorando tras las paredes, golpeando sus pechos comprimidos por el silencio gaseoso que les rodea en todas sus existencias. Phillip tenía razón esa tarde en el café Conrad´s, puede ser que suplante algunas de sus frases célebres por unas menos densas o directas, al final los recuerdos son los pilares de mi consciencia, de mi realidad inmediata controlada por el pasado de la experiencia. Era un buen profesor, me duelen los dedos del pie cuando piso, es el frío de mis zapatos, Gregory me ha dicho que es un sitio algo más calmado.

-Perdone, se le han caído las monedas._ huele a humo, el del metro, quizás con algo de humedad y una síntesis de sus días anteriores, de poco aseo.
-No hace falta, voy con prisas, quédeselas._ sufro el aumento de mi olfato como señal hereditaria, en la genética de mi confección pudieron añadir otras particularidades, pero no, soy un observador a la distancia de las partículas suspendidas. Me han golpeado tres personas y seguimos en silencio, no soporto los pensamientos de mi voz interior, que no es esta.
-Hay tres metales tallados, dos caminos, quizás hoy sea su día de suerte, no son mías, usted sabe lo que deja atrás._ quién se ha creído, en media hora van a cuestionarme por enésima vez si soy o no apto para enseñarles a esos críos de laboratorio capitalista, si es o no el universo una concepción natural, espiritual o científica.
-Gracias pero no, voy con prisas, usted mismo, alguien hará de ellas un uso particular, hace frío._el silencio de sirenas, pisadas, un silencio de telas enfrentadas sin colores, de partículas en el aire de mi territorio móvil. Ha desaparecido, es un... ¿y si es verdad?, dejar dos caminos atrás, ¿eso ha dicho?, no voy a sucumbir al café, no otra vez, veinte minutos, odio el tiempo, la predicción es exacta, dejo atrás todo para reunirme en mi realidad presente, en la tristeza de reconocer mi pequeñez, alfeñiques somos todos, ese idiota que escucha su música y cree estar sobrepasando a la anciana, ella está delante de todas sus corridas futuras, morirán los dos... el pasado es un barrote sin ventanas, más bien un cristal de doble capa, ¿qué pasado dejo atrás?, ¿la prisión del alumno enfermo por mi sinceridad? Me ha chistado esa mujer, no puede ser, ¿sigo siendo atractivo?, me ha mirado a los ojos clavando sus intenciones sexuales de manera explícita, no se lo ha pensado nada, el calor en mi cara. Hay dos valles flotantes, nadaría entre manzanos desnudo, tres minutos, hay tres perfumes mezclados, es patético, las capas de olores se distinguen gusano oscuro, tendrás deudas, tu pasado también me dice algo, iríamos juntos si te lo pidiera. ¿Qué dos caminos?, la dualidad es perfectamente natural, al menos terrícola, experimentaría con sus tetas para sentirme amamantado, seguro, abrigado por la palidez.

-Pase señor, en unos minutos lo atenderá el doctor._ su pendiente tiene una estrella, he pensado en ella sin conocerla, predecir un gusto es algo preocupante, seguramente la he visto en alguna tienda, puede ser, tiene aspecto de barata, sus ojos tiemblan, está anémica.
-Gracias.
-Puede sentarse si lo desea.
-No, prefiero estar parado, me da una visión periférica, suelo aislarme rápidamente._el diálogo me condena, me relaciono perfectamente en el ideal, aunque podría romper esa condición y alentar a mi superficie un buque de intenciones venéreas.
-Aquí estoy Walter, usted primero.
-Es un detalle doctor._ hay tres pétalos en un vaso de cristal templado, serán restos de un ramo que recibió de su amante, tiene la energía de ser un psicótico de doble vida, mi monstruo no come de nadie, es un homicida cautivo por otro, nada más. ¿Cuáles son los dos caminos que dejo atrás?, no lo sé.
-Quítese el abrigo, aquí estamos a salvo Walter.
-Quítese usted las gafas, también está a salvo, no pienso robarle nada a un invidente.
-Puedo ver Walter, solo que mi edad disminuye parcialmente mis facultades, usted sufrirá algunos achaques seguramente... si no quiere no es problema, yo en mi casa no me quito los zapatos hasta llegar a la cama, me ducho con ellos.
-Es mentira, un doctor no puede decir eso.
-¿Qué, Walter?, ¿qué no puede decir un doctor?
-Lo que ha dicho de los zapatos.
-¿Mis zapatos?, qué tienen mis zapatos.
-Que no los quita hasta dormir.
-No he dicho nada.
-Sí ha dicho, habla, lo oigo.
-Ahora, pero antes no, no comprendo Walter, le dicho que estamos a salvo, puede quitarse el abrigo cuando quiera.
-No, eso ha sido antes doctor, ahora... déjelo.
-Mejor así. ¿Tiene alguna nota mental que desea enseñarme, Walter?
-Algunas, aunque podría enumerar otras por prioridades.
-Como lo desee, es su lista, tome este papel, apunte al menos cinco, y luego comentamos los detalles.
-Pormenores.
-Los pormenores, Walter.
-¿He mejorado, doctor?
-Noto un distanciamiento importante con tu anterior vida, lo reflejo semana a semana ante el tribunal médico, mis colegas confían plenamente en su avance, planean darle buenas noticias sobre su caso.
-Mi caso, ¿así le llaman?
-Es su lugar en el diccionario legal.
-Un código, doctor.
-Pues, eso, una encriptación humana.
-Suena más familiar así, usted me cae bien doctor.
-Lea la primer palabra.
-"Camino"_ otra vez el silencio lleno de partículas, la limpieza habitual se mezcla con los muebles y la piel, el sudor frío, seguro tiene un botón de emergencia por si lo mastico mientras lo meo entero.
-Estoy atento, Walter.
-Alguien me dicta mensajes por las personas, doctor, hago preguntas al azar y se responden, no necesito hablar con mis hermanos humanos, ellos hacen el trabajo solos, mandados, dictando caminos. Hoy alguno me habló del pasado, es que no tengo claro cual es el verdadero, hay tanta falsedad en la percepción que no distingo, me atormenta el diálogo cuando no pregunto, el gesto involuntario de mis preguntas mentales.
-Por algo tiene una prescripción médica, elaboramos cócteles adecuados a su estado personal, son evaluaciones profesionales.
-¿Cuánto le ha costado la carrera, doctor?
-Es irrelevante, Walter, puede quitarse abrigo, está sudando.
-Deseo olerme antes que oler.
-¿Qué insinúa?
-Hay mucha higiene, doctor, la química es un instrumento de guerra, debería estar atento.
-¿Puede respirar, Walter?
-Sí, perfectamente. Huelo a residuos, a piel muerta.
-¿El camino se abre o cierra, Walter?
-Sugerente, depende de algo, ese, en la calle, me habló del pasado, esas monedas tenían un valor, en un instante fueron, no lo sé, estoy a punto de decir palabras sin sentido, prefiero irme, mire, estoy listo para no andar con rodeos mientras usted redactar su informe insuficiente al ser supremo que todo lo juzga.
-No puede irse, Walter, quedan treinta minutos de sesión, hoy nos acompañará la doctora Pascal.
-Dígale a esa rubia, que me de un respiro, me sigue desde hace días, tengo ojos en el resto de las personas, algunas me contestan y otras miran por mi, es un dicho popular que se ajusta a medida. Está sentada en la otra sala, tras el espejo disimulado con esos ribetes del siglos anteriores, reconozco una réplica a la distancia. Tendré dañado mi cuerpo de la estancia pero no caigo en juegos absurdos. Desarrollé capacidades con el tiempo, aunque lo odio, por mi haría de los días años, y de los siglos meses, sería algo menos tortuoso. ¿Imagina utilizar un cuerpo averiado durante miles de años?
-¿Es ese su pasado, Walter?
-No podría describirlo, doctor, a veces tienen el aspecto de un huracán, otros de un magma central o del alma, no hace mucho tiempo pensaba en el ánima en un saco de huesos, pero mi singularidad me despierta de tanto en tanto.
-¿Justifica sus errores con su vejez, Walter?
-Desconozco el motivo por el que estoy aquí, la ansiedad es una nota pendiente en su agenda interna, doctor.
-¿A dónde va, Walter?, todavía quedan unos minutos, olvide a la doctora.
-Es imposible, puedo olerla, dígale que su aroma tiene un "camino", puedo... mis palabras son jaulas, trampas._ ¿Qué hay detrás de los escombros de la humanidad atlántica?
-Agua, Walter.
-Ha respondido, Gregory me ha mentido, es usted un transmisor del mismo sujeto repetido en millones de rostros, sus ojos lo han delatado._ sin aire no hay organismo, podría ser una bacteria, evolucionaría lentamente durante miles de años. El frío, dulce néctar de mis labios rosados, esta cojera lleva conmigo una eternidad.
-Tome un caramelo, amigo._el perfume de su barbilla es esclarecedor, llevaba tiempo sin ver un gesto de bondad, ¿Has pensado en darme muerte?
-No, señor, disfruto de mi trabajo._ me has contestado, ¿qué tiene una anciana para que la utilices así?
-Somos parte, señor.
-Tú eres un crío, vete._ cambiará déjalos en paz, quiero dormir, ya basta por hoy, la locura es un mal que aparta, me quieres para ti, prefiero la soledad, todavía tengo mi arma, evitarte, puedo congelarme en el ártico y esperar a que se calcinen o ahoguen, odio el tiempo.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Las caras.

-Al fin.
-No te esperaba, estaba..._sus ojos vibraron delatores.
-Pero me has dejado entrar.
-Ha pasado mucho tiempo, me duelen...
-¿Los ojos?, los tienes a punto de estallar, ¿te preparo un té?
-No sabes dónde está.
-Lo intentaré, son cosas que se ponen en sitios comunes, ¿por qué esconder al té lejos de la mente?, las tazas vacías nos reflejan. Aquí está, ¿quieres rojo o verde?
-Los puso ella en ese lugar, para alejar...
-¿Los malos espíritus?, tranquilo, estoy limpio, vengo de muy lejos y todavía no me lo creo, esta perilla funciona un poco mal.
-Gírala suave, parece tener sensibilidad, ella la cuida mucho.
-Estamos solos hermano, no hay ellas que nos digan cómo, relájate, hace tiempo que no huelo... es tan sugerente, como cuando huelo chocolate en polvo, inmediatamente estoy contigo, de la mano, mirando esas escenas de teatro en el supermercado cooperativo, esos títeres me enseñaron el valor del chocolate, pasamos fríos por tener una caja a la semana.
-Lo había olvidado.
-No lo dudo, es parte de la suplantación, la adultez te ofrece la estabilidad emocional falsa confundiéndote con el tacto inmediato, la moral y los títeres de colores que te rodean en el trabajo, universidad, metro o plaza. Te noto tenso todavía, ¿cuánto pasó?
-No lo recuerdo, quizás dos décadas.
-Es muy bonita tu casa, acogedora, la imaginaba de otros colores, ¡me has sorprendido!, nuestra diferencia de edad no es motivo de grietas, tenemos gustos similares, anclamos nuestras frustraciones en los colores y tú me has sorprendido.
-Fue ella.
-Lo suponía, mi ironía es precaria, lo siento, es que no vuelvo desde... perdí la cuenta._ sirvió el té en las dos tazas, en la segunda se quemó con tres gotas sobre su anular derecho, el del anillo perdido, de la piel de dos colores, del olvido y el presente.
-Tenemos que hablar, desde que...
-No digas nada, el dinero no es problema, esas propiedades no significan nada, ladrillos sobre una superficie en movimiento, sobre un centro de magma hirviendo, esperando comerlo todo, siendo parte de una roca giratoria desbocada a miles de kilómetros por segundo sin ningún tipo de navegación trazada.
-Es un alivio, no sabía qué...
-¿Decir?, puedes empezar por contarme cómo murieron nuestros padres, nuestra hermana, nuestro abuela, nuestros tíos, cuéntame cómo dejaron de respirar y cuáles fueron los motivos.
-No tengo tiempo, ella...
-Ella puede esperar.
-Es su casa.
-Es cierto, su casa, pero no su tiempo, mueve las manecillas de tu reloj cinco horas atrás, haré lo mismo, mira, el reloj de la cocina ya está en sintonía.
-Pero.
-¡Hazlo!
-Vendrá, gritará, nunca la dejé fuera de nuestra casa, viene a las seis en punto, no falla.
-Pues hoy sí, mi reloj da las once de la mañana, tenemos unas horas, y si nos pasamos podrá entenderlo, nuestro tiempo no era el de ella.
-Tengo miedo, no sabes cómo se pone.
-¡Me da exactamente igual!, bebe el té que te he preparado, disfruta tener a tu sangre frente a ti, mírame, la genética nos ha permitido envejecer por el mismo camino.
-Murieron, no sé nada más, se fueron uno a uno, durante dos semanas, toda nuestra familia, quedamos tú y yo.
-¿Y nuestros primos de Berlín?
-Murieron un martes, lo tengo agendado, uno por uno, no hay información adicional que pueda darte.
-La herencia es tuya, no he venido a culparte, lo siento, no llores, quiero conocerte, ver tus arrugas y comprender las mías, yo a diferencia de ti, no tengo nada, lo que llevo puesto, mi piel es un traje muy pesado para vestirlo con insuficiencias de colores y variables.
-No cambiaste nada.
-¡Te ha cambiado la voz!
-No puede ser, sigo siendo yo, el mismo que era hace unas horas.
-Me sentí solo, muy solo, los países que conocí fueron capas, telones de escenarios increíbles o terribles. El teatro de la vida no dejó de atormentarme hasta que conocí la muerte de toda nuestra sangre.
-Quedamos tú y yo.
-¡No lo repitas!... bebe el té, se enfría.
-Está caliente para mi.
-Siempre el mismo, tú tampoco cambiaste nada, mírate, te has llenado de oro la existencia, es curioso ver a los monos acumulando plátanos en una cueva desconociendo el invierno de putrefactos alimentos sin vitaminas, la crudeza del futuro no se asemeja a los miles de años anteriores. Nos arropamos de nuestra percepción térrea y olvidamos el caos de allí fuera, el caos estelar que nos hizo.
-Está por venir, debes marcharte, no quiere visitas inesperadas, odia las sorpresas.
-Soy yo mi hermano, ¿porqué no festejar con la última existencia que te justifica en este insano globo?
-La vida nos modifica, tienes que comprenderlo, murieron naturalmente, fue una casualidad, un punto de reunión de acontecimientos que demostraron algo importante... no hay linajes irrompibles.
-Suenas a mi, hermano.
-¡No me llames así!
-Eso, ¡eso!, suelta, ¡que arañe la bestia dormida que tienes!, ¿la golpeas?, seguro lo haces.
-Me mataría de solo intentarlo.
-¡Pues te digo que no hay casualidades justificadas!, ni pruebas para el resto de la humanidad, familias enteras mueren, pero no así, las piezas se ajustan a la perfección.
-Olvida las conspiraciones mundiales, nuestra riqueza no se compara, es inmaterial.
-¡Has dado en el clavo!, dime qué se siente sentarse en el sofá a las cuatro de la tarde sin nada que hacer, solo, aislado de tu propia razón, mirando las fotos de tu vida añorando esas que quemó tu magnífica mujer.
-Estás enfermo, voy a llamar a la policía.
-Tú vas a callar, hijo de... te quedas quieto, mi reloj marca la una menos catorce minutos, te va a encontrar muerto, el efecto comienza... jajaja, quiero verle la cara a esa hija de puta, ella es... disfrutaré tu muerte, pero la de ella será un acto inigualable, un disparo de mil metros a un alfiler, eso es, balbucea, intenta gritar, sabes lo que es, recuerda sus rostros, huele el olor al chocolate... menos tres minutos... ¿me oyes?, llegará ella, tu mujer, beberá un té rojo, o uno verde, están todos infectados, tarde o temprano beberá un té a las seis de la tarde, intentando seguramente recordarte entre su decoración barata. Tu error fue, quizás "su" error, fue creerme muerto en algún bosque helado. Saluda a nuestra abuela, el resto era solo relleno._ el sonido del reloj marcó el primer golpe de la puerta, su eco navegó la casa en busca de alguna ayuda, el único contacto con el cuerpo inerte sobre la madera caliente fue la brisa fría de una tarde de bruma de mar.

domingo, 8 de noviembre de 2009

La manzana podrida.

-Es increíble, ¡tiene millones de fan!, no sabe nadie quién es, cambie de ordenador una y otra vez, le pierden la pista y los sucesos no dejan de acontecer._ sopló el humo del café mientras se acomodaban en las sillas los rezagados.
-Facebook tiene que tener alguna pista, es imposible que alguien adivine el futuro con tanta exactitud, me recuerda a la serie nueva que estamos viendo por internet... ya saben, la que se desmaya todo el mundo durante unos minutos y ven el futuro._dijo una joven de gafas azules.
-Eso no tiene nada que ver, este tipo..._apuntó el de rizos con gafas convencionales y chaqueta inglesa.
-¿Tipo?, ¿quién sabe que es un tipo?_ añadió el cincuentón negro con boina y bufanda roja.
-Yo creo que es un movimiento maestro de Facebook para comprobar la efectividad de las herramientas, ellos mismos están jugando con los registros de tiempo.
-Es imposible, silencio por favor... no hay juego detrás, las cargas son inmediatas y sin filtros, podrían hacerlo con información periodística, pero no con sucesos trágicos y verdaderos, me refiero que podrían adelantar un atraco, una muerte, incluso una tragedia poco controlada, pero no sucesos puntuales y de carácter público. Han requisado todos los servidores, a los empleados y sigue sucediendo, de hecho, la empresa ha abierto sus puertas en señal de blanquear su imagen, todos sospechan de ellos, aunque la gente siga sumándose a las predicciones, están haciendo verdaderas fortunas algunos avispados, están cerrando centros de ocio, juego por culpa de todo esto, estamos al borde del colapso. Quién quiera que sea, no está jodiendo bien jodidos y debemos encontrarlo. ¿Queda claro?_ la sala repleta de uniformados y civiles estalla en un bullicio similar a un rugido de la tierra, estaban consternados, algunos pensando en leer...-Me olvidaba, la página ya no pertenece a facebook, un programador la ha aislado por los intentos del gobierno para cerrarla, creemos que es un grupo de terroristas informáticos que están detrás de este hombre o grupo de hombres.
-¿Hay pruebas de ello?_ preguntó un oficial de rango medio.
-Suficientes, ¿no le parece oficial?, ¿está escuchando lo que digo?, la página web está registrada a nombre de varios muertos y el servidor está navegando en aguas internacionales desconocidas ya que se de muda entre mil puntos cada día.
-Asombroso._exclama controlando su efusividad una joven poco arreglada al fondo. Las cadenas de televisión solo hablaban del suceso, de su nombre, nadie dejaba de agradecerle la buena fortuna, incluso habían fundado grupos de agradecimiento con ofrendas en plazas públicas, habían pasado veinticuatro horas y era una leyenda sin rostro, más bien, con una imagen de perfil algo confusa... una cara de un niño dibujada a mano que ya tenía sitio en decorados televisivos, shows, escaparates e indumentaria, el fenómeno comenzaba amigable pero no era más que el principio.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Las dos puertas falsas.

-¿Te he despertado?, lo siento, es que tengo apuntes, ya sabes... aunque de veras lo siento, ¿me oyes?_los olores se apagaron hacía al menos dos días, lo mismo sucedió con sus oídos, el tacto se había colapsado por el frío y solo le quedaba su imaginación, su tristeza.
-No, bueno sí, entiendo tu agonía, tu impaciencia por redactar, ¿no hay papeles allí?
-Es que estoy en la calle, lo siento María D, es que los arrebatos generan esto. Estoy parado con mi paraguas en medio de la lluvia torrencial que cae sobre tu techo, ¿no lo oyes? Antes de redactar quiero contarte las ocurrencias para relajarme un poco.
-Empieza, yo sabré escribir desde el principio.
-Pero, tú principio no es el mío María D.
-Eso puede ser cierto, pero solo en parte, todas las novelas anteriores comenzaron desde el punto que yo elegí, nunca lo cuestionaste, ¿por qué ahora?
-La lluvia... muevo el paraguas mientras camino para controlar el sonido, le doy un compás, ¿sabes?, marco el ritmo y se crean sinfonías, está bien, no viene al caso pero quería contarte mi manera de oír sin oír.
-No es peculiar, he oído mejores.
-Lo sé, escucha esto María D... seguramente estés en tu cama, recostada, sin querer apuntar nada de lo que diga, pensando en qué termine para poder dormir en paz con tu gato negro y rojo.
-¿Cómo...?
-No hables, déjame... puedo verte, miras tu cuaderno, tú ordenador y la luz comienza a molestarte, me oyes a oscuras como las sentencias de tu consciencia, y te preguntas... ¿por qué dicto órdenes ilógicas a veces?, ¿por qué no comprendo mi naturaleza y la deposito en un ente inexistente?, ¿por qué aguanto por dinero a este escritor frustrado?
-Eso no es verdad Sergi, y...
-No hables... ¿sabes?, estoy detenido frente a dos árboles pequeños y debajo de ellos sobre el asfalto del paseo marítimo hay un charco que supera el radio de los dos juntos, ¿qué veo en ese cuadro simple?, veo al puente protegerlos del agua, ese artificio presuntuoso dando cobijo a la naturaleza amarrada a la artificialidad, pero no veo solo eso, noto que el charco de agua inmóvil, aparentemente, sufre ligeras deformaciones... ya sabes... las ondas, miro aún más atento y anulo el resto de sentidos forzando solo la vista y encuentro los destellos de esas pequeñitas gotas repetirse al azar sobre todo el manto de agua... ese es nuestro universo me dije hace un rato al ver terminarse el viaje de las ondas de una gotita... ahí van otros... y pude comprenderme, no a mi, mi fisionomía o mentalidad, ni mis actos anteriores o presentes, menos mis capacidades... comprendí que ya no existimos, hagamos los que hagamos, somos solo destellos soberbios en un manto de roca que es iluminado por una estrella asesina, no este tiempo, pero ya lo será, y no lo digo por nuestra especie, lo digo por la futura... ¿María D, me oyes?
-... Siempre, no hay día que deje de hacerlo, aunque piense lo que dices, me refiero a las primeras palabras... esto es revelador.
-¿Tú crees?, lo sabemos todos, solo que no miramos, ¿por qué cometeríamos tal acto de desamor por la vida, por el supuesto milagro de la existencia?... mira, acabo de vivir un suceso interesante, simple, pero real, de esa realidad de la que somos parte, no la que te redacto.
-¿Qué ha sucedido, Sergi?
-No es transcendental, no hagamos un río de ese charco... al salir de la función del cine, abrí la puerta de salida como siempre y al caminar me fui percatando de que no había salida, que las persianas del hall de entrada estaban desplegadas, al voltearme -medio desesperado por el inoportuno suceso- descubrí que habían al menos otras setenta personas detrás mío...
-¿Y eso?
-Es que había salido por la puerta equivocada, por la entrada...
-Eres idiota, jajaja, ¿por qué siempre quieres hacerme reír?
-No me empeño, es que sale, es natural.
-Eres terrible.
-Déjame terminar... al salir por la verdadera y tras unas sonrisas y disculpas a medio mundo abrí caminé algo distinto... y tuve una respuesta alentadora, quizás esperanzadora para mi, suena egoísta pero debe serlo en este caso. Mi voluntad, estúpida y sin sentido obtuvo seguidores ciegos por un instante gracias a mi seguridad... eso sí fue revelador, una respuesta que me dejó helado, un momento único que no podré olvidar, fue respirar el mar y los bosques a la vez, fue el calor del roce que tanto deseo después de tanto trabajo, fue inconsciencia pura.
-Así sucedieron las peores crisis de humanidad en la historia.
-Totalmente de acuerdo María D, esa fue mi sensación... ese ganado estaba atado y no por mi, por sus propias limitaciones dentro de un gran marco, ¿me explico?, grandes pensadores enjaulados entre barrotes de papel mental...
-Es una manera de minimizar todo el trabajo de millones de personas mejores que tú.
-Sin dudas... miles de millones de mejores que yo... el ser mejores o peores está dentro de ese marco, ¿me explico ahora?
-... Sí.
-Veo que ya no quieres escucharme.
-No, sí, quiero, te pones un poco pedante, suenas muy distinto, no sé, eres tan cambiante Sergi, pero eso a mi no me incumbe, el escritor que me paga para utilizarme las veinticuatro horas del día eres tú.
-Minimizas tu labor, lo reduces a las cadenas del esclavo.
-Exageras... bien exageras, esa es mi condena, lo acepto, eres un genio, flotas y se sumerges tanto que algún día te va a dar algo... y tengo miedo.
-Naufrago entre ideas... la creatividad es una bofetada al arco iris... debo redactar o moriré sino lo hago.
-Tendremos tiempo algún día... continúa.
-¿Has iniciado mi dictado sin decírmelo?
-No, Sergi, no, lo has iniciado tú y no lo recuerdas.
-... "Abrió la puerta, su niño había destrozado el mantel de dos colores, tenía furia y comenzaba a odiar a su marido, soltó el aire completamente y esperó a que suelte su discurso de venta. -Señora, ¿puedo pasar?_su rostro empalideció e imaginó dos opciones, una fue el acoso de un violador y la otra la concreción de su fantasía más guardada. El encanto del vendedor la obligó a ceder. -Gracias, señora, mi nombre no importa solo quiero dejarle una pregunta, ¿por qué sigue aguantando esta presión insostenible, si no es feliz?_ su fantasía comenzaba de forma distinta pero para el caso le era indiferente, tenía la excusa perfecta, su pregunta tenía una respuesta más que elaborada..."
-¿Te detienes?
-Sí María D, no tengo el valor de continuar, veo tu rostro en ella y el mío en él... ha sido un error, es que la lluvia, el viento que me congela, mi mente está en su apogeo y quiero darle voz, aunque no sea ni siquiera una ínfima parte de lo que escucho aquí dentro.
-No tenía sentido, pero faltaba tiempo, ella pensaba en besarlo y él...
-Él era un mensajero, simplemente eso, toda la parodia del beso fue la intensidad de sus deseos proyectados, él estaba haciendo su trabajo.
-¿Y cuál era su trabajo?
-Comunicarle el advenimiento...
-Ahora escribes sobre nuevas religiones.
-No, ni logias o conspiraciones, se trata... ¿sabes?, vivimos envueltos, en el artificio de nuestro hogar, de nuestro vehículo, del resto de cobijos de la ciudad, incluso de nuestro cuerpo hasta el deterioro y tras eso en uno definitivo que nos albergará por otra brecha de tiempo, esta sí, mucho más larga que nuestra supuesta existencia... sin contar estar envueltos en un manto invisible sobre una superficie rocosa y líquida a la deriva cósmica.
-Hoy resumes el todo por la nada, te has hecho un ser muy..._se quejó María desde la oscuridad a medias de su habitación.
-La adultez es el peor de los males... díselo a Peter Pan.
-Lo haces otra vez, quieres distraerme porque ya lo has dicho, te has limpiado de todos esos pensamientos.
-No es eso María D.
-Deja ya de llamarme así, dime María, ¿tanto cuesta?
-No quiero, yo soy el que paga, el que dicta las normas y tú una subordinada.
-No quise.
-¿No ha querido qué?
-Lastimarte, Sergi.
-Mejor voy a seguir escribiendo mentalmente, aunque se borre con los pasos y los truenos, no importa, al menos existe mientras hablo solo en medio la lluvia.
-No cuelgues...
-Luego te llamo, tengo que terminar "El modesto mensaje de reconciliación"_ los olores volvieron por unos segundos para recordarle que ni los perfumes del centro comercial ni la humedad de sus zapatos podían quitarle la arritmia que le causaba escuchar a María.

lunes, 2 de noviembre de 2009

La mano de Sanders.

-Lo que importa, lo que verdaderamente importa al escribir, es crear un motivo, una consecuencia natural pero desencajante, la clave, es la ausencia en la información... el misterio._la sala estaba atestada de testosterona y olores rancios.-escupa el chicle Sanders y díganos su fórmula o sus pensamientos, necesitamos conocer lo que esconde la arrogancia de su gestualidad.
-¿Mi gestualidad, profesor?_mantenía la respiración para no soltar el aire demasiado rápido, eso atraería aún más la miradas de sus compañeros.
-Exacto, si reformula es simplemente para crear un orden y una respuesta, la reformulación es arcaica, es preferible utilizar el silencio, es una mejor herramienta de tensión.
-Es que yo no he pensado nada, profesor.
-Es imposible Sanders, baje por favor, venga, ¡vamos!_el eco retorció sus arterias hasta el sofoco, los veinte escalones fueron dianas entre maleza y musgo tropical, fueron sudores delatores y estacas sucias.-Síentese, mejor quédese de pie, mantenga la compostura, ¿me ve a mi encoger los hombros cuando me dirijo a ustedes?
-No, es que...
-¿Me entiende, Sanders?, los nervios, la temperatura corporal, la inestabilidad que se proyecta en su herramienta corpórea es un simple aviso, una alarma general en su organismo vital.
-No lo comprendo, no quiero seguir esto, no hablo en su clase, ellos sí, ni siquiera saben escribir, sin embargo yo...
-¿Usted qué, Sanders?
-Yo...
-¿Sí?
-No puedo... no tiene importancia.
-Dígalo, confiese su pecado, su arrogancia está a punto de dibujar en el aire un cuadro que imagino desde hace tiempo, su gestualidad Sanders, lo delata.
-¿Mi gestualidad?
-¡Vuelve a hacerlo!
-¡Soy escritor!, ¡soy escritor!, soy escritor... soy...
-No conocemos sus novelas, su ego ha estallado en mil partículas sobre nuestro aire, ¿se cree mejor que todos nosotros, Sanders?
-¡Deje de llamarme Sanders!, mi nombre es Gregory Van Rafter... sí, creo que no hay nadie igual, de hecho, lo he confirmado, y lo lamento.
-¡He aquí la prueba fundamental, alumnos!, no hay modo, ejemplo ni doctrina que domine el talento.
-Usted es el arrogante profesor... mis novelas han sido premiadas en todo el mundo, aunque el dinero y el reconocimiento sean gotas de lluvia rocíandome durante meses prosigo con mis estudios, mi tesis consiste en desmontar la poca importancia que tiene la vida, lo detestable que es el pensamiento y las consecuencias directas... la falta de naturaleza que nos gobierna desde hace siglos..._ el silencio en el aula magna de la universidad fue de iglesia, sonaron dos chasquidos de madera y uno de acero, fruto del viento de la cúpula.-Acabo de utilizar su herramienta profesor, mírelos, mírese, sus gestualidades son la proyección de sus condenas, están presos, enfermos y aíslados... lo siento mucho por todos ustedes, adiós._escribió sobre la pizarra negra un número tres del tamaño de un puño adulto, abrió la puerta sin mirar atrás y sintió los aplausos apagados al avanzar sobre el corredor.